28 enero 2017

UNA DICICIL SEMANA DE ENERO PARA EL GOBIERNO Julio Rodríguez López

  La tercera semana de enero de 2017 fue complicada para el gobierno, al que se le acumuló el trabajo. Para empezar, el clima enrareció el panorama, con unos descensos acusados de temperaturas y su  secuela de  carreteras cortadas, Ave retenido, ciudades aisladas en el sureste peninsular. En la misma semana el gobierno negoció con los partidos PSOE y Ciudadanos el texto de un Real Decreto-Ley para evitar acumulaciones de demandas judiciales por las cuantías cobradas en exceso en los préstamos hipotecarios por las denominadas “clausulas suelo”. Por otra parte,  los precios de la electricidad, que son solo una parte de los recibos del consumo eléctrico, subieron a ritmos alarmantes conforme crecía la demanda.

  La Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) de 21 de diciembre de 2017 es opuesta a la limitación temporal de los efectos restitutorios vinculados a una cláusula abusiva, la correspondiente a la cláusula suelo. Hasta dicha sentencia, la retroactividad solo legaba a mayo de 2013, fecha de una sentencia del  Tribunal Supremo de España  que solo afectaba a cuatro bancos. Según la Sentencia del TJUE, los bancos españoles que practicaron dicha cláusula no solo deben de devolver lo cobrado en exceso tras la sentencia del Supremo español, sino que deben de pagar todo el exceso producido desde el primer vencimiento del préstamo.

Al inicio de la crisis de 2007-2008  los tipos de interés subieron, pero pronto se advirtió que se iban a suavizar los efectos de la recesión bajando los tipos de interés. Esto llevó a los bancos a cubrirse desde 2009 estableciendo “suelos” al descenso de los tipos. Los créditos a interés variable se convirtieron de hecho  en créditos a tipo fijo, cuyo nivel seria el establecido por cada  banco en la cláusula suelo.

El RDL 1/2017 (BOE de 21.1.2017), es un paso intermedio entre la reclamación de los consumidores y la posible demanda judicial  a plantear si no hay acuerdo entre la entidad de crédito y el prestatario-consumidor. Las entidades deberán  de establecer un sistema de reclamación previo  a la interposición de demandas judiciales, que será  voluntario para el consumidor. Recibida la reclamación  la entidad calculará la cuantía a devolver y la comunicará al consumidor, que podrá o no aceptarla. De no aceptarla se abre la vía a la demanda judicial.

El propio RDL 1/2017 establece la posibilidad de que  el banco rechace la solicitud  del consumidor  y  de que en tres meses no abone al consumidor la cantidad ofrecida. En cuanto a la información, el banco solo está obligado a poner un cartel en las oficinas o un aviso en su página Web. No es uniforme la actitud de los bancos ante las futuras reclamaciones, pues algunos amenazan con no devolver nada a los clientes por considerar como  no abusivas sus cláusulas suelo correspondientes. El cumplimiento de la nulidad de la cláusula suelo queda en manos del banco. El procedimiento previsto en el Real Decreto, no muy transparente, puede suponer un cierto “mareo de perdiz” previo a la demanda judicial.

  Durante la semana citada de enero de 2017 los precios de la electricidad crecieron  en España con intensidad. El  gobierno apeló a las condiciones climatológicas, a la menor oferta de energía de origen nuclear en Francia. Puede haber influido más  en la escalada de precios la reducción de la oferta, en especial la procedente de centrales que utilizan el gas natural. Tales centrales  han reducido su participación en la oferta, sea por indisponibilidad o por  falta de gas., a pesar de percibir una retribución fija que garantiza su disponibilidad.

Según la “Declaración de Economistas frente a la Crisis sobre los precios de la electricidad” (www.economistasfrentealacrisis.com)  de 20 de enero, el precio de la electricidad supera en España al de países europeos comparables. La regulación  del sistema eléctrico español es la responsable de tan altos precios. Las tarifas deben de reflejar el coste real del “mix” energético. Los precios actuales de la electricidad no resultan, pues asumibles.

Una versión de este artículo se publicó en la revista semanal “El Siglo de Europa” el 30.1.2017




JRL es  vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de “Economistas frente a la Crisis”. 

15 enero 2017

2017, EL AÑO DE TODAS LAS INCERTIDUMBRES Julio Rodríguez López

 [1]
 Las previsiones del pasado octubre de 2016 del Fondo Monetario Internacional para 2017 apuntaban hacia un crecimiento del 3,4% en la economía mundial (3,1% en 2016). Dicha evolución se apoyaría en la mayor expansión de las economías emergentes, que explicaría las tres cuartas partes del crecimiento global previsto. Toda previsión tiene abundantes riesgos de no cumplirse, como podrían serlo en 2017 la presencia de crisis profundas en China o unas consecuencias más que negativas del “Brexit” para la Eurozona. Sin embargo, el riesgo mayor se deriva de las consecuencias sobre la economía mundial de las acciones del nuevo presidente de Estados Unidos.

Según Martin Wolf (“The risks that threaten global growth” FT, 4.1.2017) existen tres tipos de  shocks desestabilizantes, como son los que se derivan de guerras significativas, los shocks inflacionarios y las crisis financieras. El empujón fiscal anunciado por el belicoso próximo presidente de Estados Unidos (reducción de impuestos a empresas y hogares poderosos y aumento de algunas inversiones públicas) puede ocasionar un enfrentamiento con la Reserva Federal, el banco central de Estados Unidos. Dicha tensión puede terminar con una elevación significativa de los tipos de interés o con  un resurgimiento importante de la inflación, lo que no deja de ser un shock desestabilizante.

En 1977 John K. Galbraith publicó un libro que tuvo por entonces buena acogida, “La era de la incertidumbre”. El periodo comprendido entre 1950 y 1975, de crecimiento prolongado y de evolución predecible,  terminó de forma abrupta con las primeras subidas espectaculares  del precio del petróleo. A ello se unió la evidente imposibilidad de restablecer el marco  establecido a nivel internacional en los acuerdos de Bretton Woods.

 En 1977 Jimmy Carter  no fue un modelo de presidente de Estados Unidos, pero ni de lejos se le ocurrieron iniciativas como amenazar con acciones que pusieran en riesgo el sistema económico mundial,  volver la espalda a los compromisos internacionales de Estados Unidos con la OTAN  y con la Organización Mundial del Comercio,  enredarse en conflictos con la Reserva Federal o provocar un fuerte agujero fiscal. Comparado con Trump, Carter fue un modelo de predictibilidad (Barry Eichengreen, “The age of Hyper-Uncertainty”, Social Europe, 9.1.2017).

 Aunque fuese a cosa de las economías emergentes, las previsiones del FMI para 2017 eran moderadamente optimistas. Ahora, todo se ha puesto en cuestión. Sobre la evolución de 2017 influirá, además,  lo que suceda en países como China, Turquía y Brasil, así como las consecuencias del Brexit, respecto del cual  es general el comentario de que el gobierno británico no  tiene muy claro el camino a seguir.

La previsión para la economía española es de una desaceleración del crecimiento desde el 3,2% de 2016 hasta algo menos del 2,5% en 2017. La previsible subida de los precios de las materias primas, el menor impacto de la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo y el ajuste fiscal a que obligan las exigencias de la Comisión Europea serán factores que frenarán el crecimiento de dicha economía. Esta última todavía tiene bastantes problemas pendientes, como la elevada deuda, la salida al problema de las pensiones, la todavía más que elevada tasa de desempleo, problemas que tardaran más en solucionarse en caso de frenarse el crecimiento.

 El oleaje derivado de las acciones y de las palabras  del nuevo inquilino de la Casa Blanca no dejará de sentirse en esta parte de Europa. Las opiniones sobre las consecuencias de sus decisiones distan de ser unánimes, pero todo apunta a que en 2017 “viviremos peligrosamente” (M. Wolf, op.cit.) 

 Artículo publicado en la revista semanal “El Siglo de Europa” el 16 de enero de 2017




[1] JRL es  Vocal del  Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas Frente a la Crisis