10 octubre 2016

CIFRAS MACROECONOMICAS REVISADAS: EL PIB RETROCEDIÓ MAS DE LO ANUNCIADO Julio Rodríguez López

  En septiembre de 2016 el INE ha publicado un conjunto de cifras macroeconómicas revisadas correspondientes a los últimos ejercicios anuales de la economía española. En dicha cifras  destaca el relativo alcance de la revisión a la baja del crecimiento del PIB. También son llamativos los descensos sufridos por el sector de la construcción en los últimos años de la crisis, la mayor fuerza de las exportaciones y  el descenso de presencia de los salarios en el conjunto de las rentas generadas en la economía.

  En el periodo comprendido entre 2009 y 2013 la caída acumulada del PIB de la economía española fue del 10,1%, según la serie revisada, descenso más acusado que el 7,7% correspondiente a las cifras hasta ahora disponibles.  Estas diferencias señalan que los datos que inicialmente se publican sobre el crecimiento del PIB en España suelen contener mayores ritmos de crecimiento que  los que se obtienen en las estimaciones efectuadas  posteriormente al disponer de mayor información. 

 Al parecer, pues, no solo los políticos sufren de la “tiranía del instante”, sino que los estadísticos oficiales (INE y Banco de España, en especial) también sufren de dicho vértigo. Desde el inicio de la última recesión se advirtió que, según los datos publicados, el PIB (Contabilidad Nacional) retrocedía con menor intensidad en España  que el empleo, medido este último por la Encuesta de Población Activa. Dicha disparidad fue uno de los  argumentos justificativos de unas reformas laborales  de amplio calado, pues apuntaban a una rigidez excesiva en los puestos de trabajo.. Atención, pues, a la evolución del PIB, sobre todo cuando su evolución difiere en exceso de los datos de empleo.

Otros resultados destacados de la serie revisada de Contabilidad Nacional son la ganancia de peso en la economía española de las exportaciones (pasaron del 25,7% del PIB en 2007 al 33,2% en 2015), en especial las de mercancías y servicios diferentes al turismo. Este dato apuntaría a una composición más diversificada de la economía española. Por otra parte, resulta espectacular el retroceso de la presencia del sector de la construcción en la economía, que por el lado de la demanda descendió desde el 21,5% del PIB en 2006 hasta el 9,7% en 2014. También es llamativa la disminución de cuota de los salarios en el PIB, que pasaron desde el 50,9% en 2009 hasta el 47,4% en 2015, reflejo de las peores condiciones salariales derivadas, en general,  de la reforma laboral.

La trascendencia mayor del sector exterior en el crecimiento presente de la economía  la confirma la reciente desaceleración intersemestral del aumento del PIB. Esta magnitud  pasó de crecer a un ritmo del 3,4% en el segundo  semestre de 2015  al 3,2% en el primer  semestre de 2016. Dicha desaceleración  hubiese sido más acusada de no ser por la aportación positiva que el conjunto del sector exterior efectuó en este periodo al crecimiento del PIB, pues la demanda interna de la economía creció un punto menos.

 El Banco de España (Boletín Económico, septiembre 2016) ha actualizado las previsiones sobre la evolución de la economía española. El crecimiento de 2016 lo sitúa en el[T1]  3,2%, una décima por encima de la anterior previsión, mientras que en 2017 tal crecimiento retrocedería hasta el 2,3%. Según la entidad citada, detrás de dicha desaceleración están las menores aportaciones que en el próximo año pueden efectuar las variables que hasta ahora más han facilitado la recuperación de la economía española: el bajo precio del petróleo, que parece iniciar una recuperación, la falta de apoyo fiscal a la demanda desde las administraciones públicas, la mayor estabilidad del tipo de cambio, mientras que del descenso de los tipos de interés no cabe esperar nuevos impulsos.

  El Banco de España ha efectuado las previsiones de octubre de 2016 sin incluir en las mismas las consecuencias  del imprescindible esfuerzo de consolidación fiscal. Es evidente que desde la Comisión de la UE se presionará para que en 2018 el déficit público esté por debajo del 3%, circunstancia que no contemplan las previsiones del Banco de España.

 Como el nuevo gobierno tendrá que cumplir  tal requisito para no incurrir en multa o en retirada de los fondos estructurales desde la Comisión, todo indica, pues, que las previsiones del Banco de España resultan ser más optimistas que el escenario más previsible,  en el que habrá que efectuar detracciones significativas al gasto público  o aumentos de  los ingresos fiscales (véase impuestos) para lograr la citada reducción del déficit. De nuevo la Contabilidad Nacional presentará a corto plazo un crecimiento más elevado que lo previsto, y se tardará no menos de tres años en  conocer la  realidad de la economía española.

Una versión de este artículo se publicó en la revista semanal El Siglo de Europa el 10 de octubre de 2016




[1] JRL es Vocal del Consejo Superior de Estadística y miembro de Economistas frente a la Crisis






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