Las Previsiones Económicas
Europeas, elaboradas por la Comisión de
la Unión Europea para el otoño de 2015, terminan sus pronosticos dejando
atrás un amplio panorama de incertidumbres. El escaso crecimiento
previsto para los países emergentes, los abundantes riesgos geopolíticos
existentes a nivel mundial, la prolongada
debilidad de la inversión, convierten en ampliamente problemáticas las
previsiones recogidas en dicho informe otoñal.
La economía española no es
inmune a tales incertidumbres. A pesar de
recogerse en dicho informe unas previsiones para España mejores que las del conjunto de la Eurozona, tales
previsiones también tienen importantes riesgos
políticos por delante.
Los “vientos de cola” han ayudado a la
modesta recuperación de la Eurozona en 2014-15. Los bajos precios de la
energía, la devaluación del euro frente al dólar, el apoyo de la política
económica, visible sobre todo en una política monetaria muy expansiva por parte
del Banco Central Europeo (BCE), han
ayudado a que la recuperación sea un hecho. Sin embargo, resulta evidente la
debilidad de la recuperación respecto de etapas similares precedentes. Se
arranca de unos descensos acusados de la
actividad y del empleo consecuentes a la
crisis, por lo que resulta insatisfactoria una recuperación tan moderada.
La desaceleración del crecimiento de las
economías emergentes es el principal elemento de incertidumbre. La Comisión ha
previsto para la Eurozona un crecimiento del 1,6% para 2015 y del 1,8% para
2016. Dicho crecimiento puede reducirse si
se acentúa la recesión de los países emergentes, situación que plantearía serios problemas a los
responsables de la política económica en los países desarrollados. Unas mayores
dosis de inyecciones de liquidez a través de la fórmula del “alivio
cuantitativo” no parecen puedan contribuir a paliar la debilidad de la demanda.
El bajo crecimiento del PIB de la Eurozona en
el tercer trimestre de 2015, el 0,3%, ha contribuido a acentuar el pesimismo. A
esta situación no le ayuda nada el nuevo golpe terrorista registrado en Francia
la noche del viernes 13 de noviembre.
Las previsiones de la Comisión para España
son de un crecimiento del 3,1% en 2015 y del 2,7% en 2016. Los aumentos del
empleo serian del 2,6% y del 2,5%, respectivamente. La Comisión considera que
habrá que esperar hasta 2017 para que España alcance los niveles de
actividad de 2008, año en el que
empezaron a declinar actividad y empleo. En el tercer trimestre de
2015 el PIB de la economía española es inferior al del segundo trimestre de
2008 en un 4,6%, mientras que el empleo es un 12,6% menor. En el trimestre
citado de 2015 hay 2,6 millones de empleos EPA
menos que en el punto más elevado del pasado ciclo.
Para la Comisión el consumo privado y las
exportaciones son los principales factores explicativos del buen ritmo de crecimiento
español de 2015. El consumo se ha beneficiado del aumento del empleo,
de la ausencia de inflación, del descenso de la fiscalidad directa que han disfrutado algunos hogares. La
Comisión prevé que España registrará una
nueva aceleración de las exportaciones en 2016, frente a la desaceleración prevista
para la Eurozona.
Las previsiones de déficit y de deuda pública de la Comisión sobre la economía española son
más pesimistas que las del gobierno. Los Presupuestos Generales del Estado incluyeron
unas previsiones de déficit del 4,2% y del 2,8% del PIB para 2015 y 2016, respectivamente.
La Comisión ha mantenido unas previsiones de déficit público de la economía
española en el Informe de Otoño del 4,7% y del 3,6%, respectivamente.
Según la Comisión, en 2015 España alcanzará un nivel de deuda pública del 100,8%
del PIB. Superan a España en la Eurozona en nivel de deuda publica Grecia (133%), Italia (194,8%), Portugal (128,2%) y Bélgica (106,7%). La media de la Eurozona
es del 94% del PIB. Según el gobierno,
en 2017 España estará por debajo
del nivel fatídico del 3% de déficit sobre el PIB, con un 1,4% (2,6%, según la
Comisión).
Para la
Comisión el gobierno hace regalos
fiscales cuando se está lejos de cumplir
los compromisos de déficit asumidos y, sobre todo, cuando surge el problema de
las pensiones. El déficit entre cotizaciones sociales (ingresos) y pensiones
(gastos) puede alcanzar los 17.000 millones de euros en 2015. La cuestión es el
impuesto o impuestos a utilizar o a
crear para cubrir el déficit citado, si no se quieren recortar las pensiones.
España tiene riesgos e incertidumbres
políticas. Primero está la cuestión catalana. La declaración unilateral de
independencia aprobada por el parlamento catalán el lunes 9.11.2015, ha sido ilegalizada
por el Tribunal Constitucional, pero ya han
anunciado los independentistas que pasaran de la previsible suspensión por
parte de dicho Tribunal.
La segunda incertidumbre será la composición del
gobierno que salga de las elecciones del 20 de diciembre próximo. Todo indica
que no habrá mayoría absoluta para ninguna fuerza política. Las dudas citadas no
ayudaran a la economía española, que acumula así alguna incertidumbre más a las
que la Comisión ha señalado para la Eurozona en el Informe de otoño de
2015.
Una versión este artículo se publicó en
la revista semanal “El Siglo de Europa” el 16 de noviembre de 2015