En nota de prensa de 21 de julio, el Fondo de Regulación
Ordenada Bancaria (FROB) informó acerca de la resolución del proceso de venta
de Catalunya Banc. Tras la oportuna subasta, el banco BBVA había comprado al FROB dicha entidad de crédito por una cuantía de 1.187
millones de euros. El precio citado correspondía al 100% del capital de la
entidad en cuestión, del que el FROB, vehículo estatal de resolución bancaria,
posee el 66%. La noticia tenía un componente
tranquilizante, como es que el
BBVA comprase la
antigua Caixa Cataluña a buen precio, unos 600 millones de euros más un
generoso crédito fiscal del gobierno.
La noticia de la compra implicaba que se había vendido una entidad de
crédito con un activo patrimonial neto
de 2.500 millones de euros por un coste muy inferior. Se supo que la oferta del
BBVA mejoraba sustancialmente la de los
otros dos competidores, Santander y CaixaBank, que tendrían que ser realmente
de menguado alcance. Se revelaba
asimismo la disposición del FROB de atender a otros vicios ocultos de Catalunya
Banc susceptibles de salir a la luz a partir de ahora.
Se consideraba, además, que el ajuste del sistema financiero español
había recibido un empujón definitivo y que, por supuesto, la operación
citada suponía un paso decisivo en la
“normalización” del mismo. Los activos bancarios de las tres primeras entidades
de crédito (Santander, BBVA y CaixaBank) se aproximan al 57% del conjunto de
las trece entidades españolas de mayor
dimensión, lo que implica una cuota superior en el mercado interno.
Se prevé que, una vez terminado el proceso de consolidación, el trío citado
de entidades controlará unos dos tercios del negocio bancario español.
En este momento Santander destaca
en volumen de activos, depósitos y
capitalización, BBVA tiene la cartera de créditos de mayor dimensión y
CaixaBank es la primera entidad en
número de oficinas bancarias.
Pero la noticia de la operación de venta de Catalunya
Banc vino acompañada de la confirmación de que lo que se va a recuperar con la
venta es una proporción reducida
(alrededor del 6,5%) respecto de lo aportado desde el gobierno, 12.052 millones
de euros en el caso de Catalunya Banc. De
ahí se ha pasado a extrapolar que, en
conjunto, se puede perder una parte
importante de los recursos totales aportados y que el coste de la normalización bancaria citada
va a resultar un tanto pesado para el conjunto de la economía española.
El Tribunal de Cuentas ha estimado
en 107.914 millones de euros los recursos aportados al saneamiento bancario, de
los que 32.300 corresponderían al Fondo de Garantía de Depósitos. La Comisión Europea
ha estimado en 88.140 millones de euros las ayudas totales de capital
concedidas (La Vanguardia, 23.6.2014), el 8,4% del PIB, por encima de la media
europea, que ha sido del 4,6%. Las
perdidas estatales aseguradas hasta el
momento por el rescate bancario van por los 42.852 millones de euros (El
Periódico, 23.7.2014).
El alcance de la recuperación
dependerá del valor de venta de las entidades nacionalizadas (Bankia y BMN), de
las perdidas asociadas a los esquemas de protección de activos otorgados por el
FROB en la adjudicación de algunas entidades y
de los resultados de Sareb. En esta última no solo el gobierno ha aportado
2.192 millones de euros al capital, sino que también avala los bonos emitidos
por Sareb, por una cuantía de 58.000 millones de euros, con los que esta
entidad compró los activos problemáticos de los bancos de los bancos que en su día se nacionalizaron (Grupo 1: Bankia, Nova
Caixa Galicia Banco, Catalunya Banc y
Banco de Valencia) y los del Grupo 2 (cinco
bancos mas, entre los cuales el FROB tiene una amplia mayoría en el Banco Mare
Nostrum-BMN-).
El posible coste estatal del
saneamiento bancario (entre el 5% y el 7% del PIB), cuya cuantía equivale al déficit publico de alguno de los años de
crisis, implica primero que el mayor
peso del ajuste bancario ha recaído sobre todos los españoles en forma de una
mayor deuda pública. Además, la economía
española tendrá que funcionar en lo sucesivo con un sistema bancario
fuertemente oligopolizado. La impresión
resultante es de que las entidades de crédito, básicamente bancos ahora, pueden
crear problemas al conjunto de la economía y que, una vez que entre todos se les ayuda a
superar la complicada situación producida, terminan fortalecidos en su posición
frente al resto de la economía.
Al previsible coste contable del ajuste debe de añadirse el coste soportado en forma de intensa restricción crediticia y de una
amplia incertidumbre económica, que
alcanzó el”clímax” en mayo de 2012. En dicho mes tuvo lugar la dimisión de Rodrigo Rato al frente
de Bankia y la intervención estatal de
esta última entidad. Tal evolución del sistema bancario español tiene que ver
con la prolongada peripecia por la que pasó la economía española entre 2007 y
2013, cuando vio reducirse el PIB en
casi un 7% y caer el nivel de empleo en 3,7 millones.
Los problemas del sistema
financiero español se anticiparon en la carta de los inspectores del Banco de
España al Ministro de Economía en 2006 y aparecieron con crudeza en 2008.Desde el
Banco de España y desde el gobierno se
siguió una estrategia premiosa. Esta descansó en la idea de que el sistema se habría de sanear sin
coste para el contribuyente y que las fusiones habrían de ser el instrumento
clave para lograr los objetivos. No pareció preocupar que desapareciesen las
cajas de ahorros, que habían llegado a suponer el 50% del sistema financiero.
Los Reales Decretos “Guindos” de 2012 produjeron la catarsis final y tuvo que
venir el Eurogrupo con recursos del Mede a financiar la recapitalización y a imponer reformas.
Los resultados están a la vista. Se
han aportado recursos públicos al saneamiento por una cuantía de 150.000
millones de euros. Las perdidas finales pueden equivaler al 6% del PIB. El coste ha
resultado, pues, más que elevado. Bastantes de las fusiones planteadas provocaron
situaciones más complicadas que las preexistentes. Y tuvo lugar la tercera gran
desamortización, la de las cajas de ahorros, una vez más en favor de la gran
banca, como ya había sucedido en 1991 cuando se privatizó la banca pública.
Este articulo se publicó en www.eldiario.es de 28.7.2014
[1] Julio Rodríguez es miembro del colectivo”Economistas frente a la crisis « y
autor del libro «Crisis económica y cambios en el sistema financiero”, editado en 2014 por la
Editorial Los libros de la Catarata.