08 julio 2014

REBAJA DE IMPUESTOS, ¿REMEDIO A LOS MALES DE LA ECONOMIA? Julio Rodríguez López


   Los políticos del Partido  Popular y los medios de comunicación afines al gobierno han preparado el ambiente  para justificar un descenso  de los  impuestos pagados en España a todas las administraciones públicas. En las entrevistas que los sábados a mediodía  suele  hacer RNE a los alcaldes de la Comunidad de Madrid el locutor  pregunta directamente que impuestos va a bajar en el próximo presupuesto. De este modo, desde un medio público de comunicación se intenta provocar en el ciudadano  la impresión de que bajar impuestos es una obligación de los gobiernos de las administraciones públicas españolas.

 Dicha campaña ha culminado en el proyecto de ley de reforma fiscal aprobado en reciente Consejo de Ministros, reforma que va reducir la recaudación estatal en unos 9.000 millones de euros entre  los ejercicios de  2015 y 2016, básicamente en los ingresos derivados de los impuestos sobre la renta de las personas físicas y de sociedades. Por otra parte, en el documento  “Actualización del Programa de Estabilidad 2014-2017”,  enviado por el gobierno a la Comisión  Europea  y acordado con la misma,  se preveía reducir el déficit  de las administraciones públicas  desde el 5,5% del PIB  de 2014 hasta el 4,2% en 2015  y el 2,8% en 2016.

 La rebaja citada de impuestos provocaría que los déficits públicos previstos para 2015-16 aumentasen, en promedio, en unos 4.500 millones de euros cada año, lo que  les situaría en niveles del 4,6% y del 3,2%, respectivamente. Si era preciso  reducir más el déficit  público y encima se  menguan los ingresos públicos, el ajuste vendrá de la mano de nuevas reducciones del gasto público, lo que anticipa nuevos recortes en las prestaciones sociales o en la inversión pública.

  España es uno de los países de la Union Europea  y Eurozona con menor presión fiscal (impuestos más cotizaciones sociales obligatorias). Según Eurostat, en 2012 la presión fiscal del conjunto de los 18 países de la Eurozona era del 40,4% del PIB, mientras que en España dicha proporción bajaba hasta el 32,5%. A la vista de la elevada propensión a importar de la economía española, una parte sustancial de los mayores niveles de gasto a que puede dar lugar la rebaja fiscal se cubrirá con artículos producidos fuera de España. 

De este modo, el supuesto impacto positivo de la medida adoptada sobre la actividad y el empleo puede resultar reducido, incluso negativo. La reforma en cuestión aumentará la renta disponible de algunos hogares, pero superará dicha elevación el efecto negativo derivado de la paralela reducción que tendrá lugar del  gasto público, puesto que los hogares ahorraran una parte del ahorro fiscal.

 La citada reforma fiscal se pone en marcha poco después de que la OCDE  publicase un trabajo que actualiza las  estimaciones disponibles sobre la desigualdad en la distribución de la renta  (OCDE, “Rising inequality. Income inequality update”, Junio 2014). Del mismo se deriva que España es el país de la OCDE con el mayor aumento de la desigualdad entre 2007 y 2012. Según dicho trabajo, el 10% de los hogares con rentas más elevadas en España disfrutaba del 24,6% de la renta disponible de los hogares, mientras que el 10% de hogares con rentas más reducidas solo obtenía el 1,8% de dicha magnitud.  

Un descenso en la progresividad del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, como supone la reforma proyectada,  acompañado de un nuevo descenso del gasto publico redistributivo, no contribuirá precisamente a mejorar la equidad en el reparto de la renta en España, sino que se puede convertir en un nuevo factor de aumento de la desigualdad..
 Para los dirigentes del Partido Popular, especialmente para  los de la Comunidad de Madrid, el dinero “hace milagros” en los bolsillos privados,  al margen de la necesidad de todo tipo de servicios públicos, como son la educación, la sanidad y las pensiones.  

La campaña ideológica para la reducción de impuestos como una especie de curalotodo o bálsamo de Fierabrás se inició en el ámbito del PP de Madrid, de la mano de  Esperanza Aguirre.  El gobierno de España ha sido un celoso continuador de tal campaña. La copla de las rebajas fiscales ha llegado a Andalucía, donde el nuevo líder del PP de dicha autonomía,  José M. Moreno Bonilla,  provoca hilaridad cuando pide bajar impuestos a unos ayuntamientos cargados de deudas y agobiados por el brutal ajuste en la construcción de viviendas, actividad en la que descansa pesadamente la economía de aquella comunidad autónoma.

La reforma fiscal que se anuncia para el próximo año tiene, pues,  un substrato ideológico conservador que lleva a implantar dicha medida cuando España todavía no ha terminado el proceso de consolidación fiscal  a que ha conducido la crisis. La aplicación de la reforma  equivale a frenar el alcance de un importante factor reductor de la desigual distribución de la renta en España. Se trata, pues, de una  política poco responsable.

Una versión de este articulo se publicó en la revista El Siglo el 7 de julio de 2014