31 marzo 2014

SUAREZ: LA DIFICIL ECONOMIA DE LA TRANSICION POLITICA, 1976-1982 Julio Rodríguez López


  La desaparición física de Adolfo Suarez ha renovado el interés por el periodo de la transición política en España, que vino a transcurrir entre 1976 y 1982. En lo económico,  dicha etapa fue un momento difícil de la economía española. Esta última  resultó afectada negativamente en los años setenta del pasado siglo,  en principio por la crisis mundial que había provocado  la subida de los precios de la energía desde  fines de 1973. En segundo lugar, la desconfianza empresarial  respecto de  los profundos cambios institucionales  debilitó la inversión privada, que disminuyó de forma continuada hasta bien entrados los años ochenta.

En diciembre de 1973 la OPEP elevó el precio del barril de petróleo de dos a diez dólares. A dicha  subida espectacular sucedieron posteriores elevaciones.. En los dos años siguientes se dispararon los déficits de balanza de pagos en numerosos países.  Las necesidades de adaptación al nuevo contexto de la oferta productiva redujeron el ritmo de crecimiento de la economía mundial de forma significativa. Numerosas actividades productivas sufrieron las consecuencias de los más altos precios energéticos, en especial la industria, donde se registraron importantes reducciones del número de puestos de trabajo y abundantes cierres de empresas.

 Tras crecer a un ritmo medio anual próximo al 7% entre 1961 y 1973, la economía española frenó casi a cero el crecimiento en el bienio 1974-75. Al inicio de 1976 tuvieron lugar los  violentos sucesos de Vitoria ligados a la problemática socioeconómica. Tras  la designación real de Adolfo Suarez  como presidente de gobierno  en junio de 1976, el 1º de julio entró en funciones el primer gobierno Suarez. El 15 de diciembre de ese mismo año  se aprobó en referéndum la ley de reforma política, que abrió  la puerta a importantes cambios institucionales.

  En el primer trienio de la transición, 1976-78, la economía española creció a un ritmo medio anual del 2,6%. Sin embargo el empleo no se recuperó, sino que descendió  en más de 400.000 puestos de trabajo  en dicho periodo, según la EPA. Los desequilibrios más aparatosos fueron los de balanza de pagos y de inflación. El aumento medio anual de los precios de consumo  fue del 20% en el trienio mencionado y hubo déficit exterior en 1996 y 1997. Este último se pudo corregir en 1978,   ayudado por las dos importantes devaluaciones de la peseta  realizadas en 1976 y 1977.

La política económica del gobierno contó entonces con la buena capacidad de comunicación del profesor Enrique Fuentes Quintana, vicepresidente económico del gobierno. En agosto de 1977 se aprobó el Real Decreto 2290/1977 de reforma de las cajas de ahorros, que equiparó prácticamente la operativa de dichas entidades de crédito con la de la  banca. La fuerte inflación dominante   hizo aconsejable  consensuar los aspectos más relevantes de la política económica con las fuerzas políticas emanadas de las primeras elecciones democráticas celebradas en junio de 1977, las primeras  después de la guerra civil.

En dichas  elecciones generales apareció un importante voto para los partidos de izquierda. Estos últimos  fueron el autentico interlocutor del gobierno para llegar a  los Acuerdos de la Moncloa, firmados en octubre de 1977 prácticamente por todas  las fuerzas políticas.  El contenido de dichos  Acuerdos, que  supusieron mucho más que un simple ajuste coyuntural de la economía, incluía una serie de notables reformas estructurales para la economía española, entre ellas  la construcción de centenares de escuelas para reforzar la escolarización de los niños españoles.

Los Acuerdos impulsaron el consenso sobre la política económica en el momento de redactar la Constitución Española de 1978  y  permitieron que esta fuese una ley de todos y no la del partido político en el poder (José Luis Leal, “Los acuerdos de la Moncloa”, El País, 24.10.1987). La Constitución consagró la economía de mercado para España, pero permitía una fuerte presencia potencial del Estado. Se  puede hablar del carácter “mixto” del modelo  implícito en  la misma.

La intensa elevación de los precios del petróleo en 1979, tras el cambio político en Irán, acabó a nivel mundial con la recuperación  de 1976-1978. Desde 1979 reapareció el desequilibrio de balanza de pagos en la economía española, en la que se acentuó  la caída del empleo y  se hizo mayor el descenso de la inversión privada. La recaida económica y la fuerte división existente en el seno del partido del gobierno, la UCD, prepararon el camino a la salida de Suarez y al intento de golpe de estado del 23 de febrero de 1981.

 Por aquellos años la imagen que se presentaba de la etapa del gobierno de Franco por parte de los enemigos de la democracia  era la del periodo 1961-73, de  elevado crecimiento, silenciándose   la dura etapa comprendida entre el final de la guerra civil y 1959, año del Plan de Estabilización. Resultaba fácil achacar el empeoramiento económico no a la crisis mundial y a las modificaciones en los  procesos productivos a que obligaban los más altos precios de la energía, sino a los cambios políticos que implicaba el camino de la democracia.

  Además, lo que los empresarios españoles de 1978  entendían como “economía de mercado” no coincidía  con lo habitual en los  países occidentales desarrollados (Pedro Martínez Méndez, “El proceso de ajuste de la economía española”, Banco de España, Estudios Económicos, nº 23).  Suarez  tuvo que  trabajar   no solo “a la sombra de las bayonetas”, sino en un contexto económico  en el que  destacó   la incertidumbre de los empresarios y su inquietud ante una nueva situación a todas luces  menos cómoda que la del  régimen político anterior. La transición  transcurrió, pues,  un tanto “a la sombra del empresariado”.


Una versión más reducida de este articulo se publicó en la revista semanal “El Siglo” de 31 de marzo de 2014.

17 marzo 2014

UNA RECUPERACION TAN DEBIL Julio Rodríguez López

La recuperación llegó a la Eurozona y a España

 Según la Contabilidad Nacional Trimestral de España del INE (CNTr),  la prolongada fase de recesión del último ciclo económico de  España  tocó fondo en el primer semestre de 2013. La nueva etapa de recuperación  se inició en el segundo semestre  del mismo año. Hasta el momento la recuperación citada se ha caracterizado por su  debilidad.

La evolución de la economía española en 2013  fue paralela a la del conjunto de la economía mundial, que empezó a “tirar” en dicho ejercicio, impulsada por el fuerte crecimiento de  algunas economías avanzadas, especialmente Estados Unidos, y de algunas de las  economías emergentes.  Como sucede tras las crisis financieras prolongadas, la recuperación resulta todavía frágil (Comisión Europea, “European Economic Forecast, Winter 2014”).

Lo más destacado de la composición del crecimiento en los primeros meses de 2014  ha sido  que la demanda interna está registrando una evolución más firme, compensando el agotamiento que, especialmente en el caso de España,  parecieron  mostrar las exportaciones al final de 2013.

Dos etapas dentro de la recesión 2007-20013, según  datos territoriales

En los casi seis años de recesión de la economía española (2008-2013) se pueden distinguir dos periodos  diferenciados. En el primero, que se desarrolló en  los primeros tres años de la recesión,  fue decisivo el impacto de la crisis financiera y la consiguiente restricción crediticia. Dicha evolución  explicó el abrupto descenso de las ventas de viviendas y de la nueva construcción residencial. El  retroceso citado se extendió después al conjunto del sector de la construcción, cuya expansión había sido el principal motor de la fase previa de expansión de la economía.

Los mayores descensos del empleo y los más acusados aumentos del paro tuvieron lugar en 2007-10 en los territorios que habían sido el mayor exponente de la “burbuja inmobiliaria”, esto es, el arco mediterráneo (Alicante, Castellón, Murcia), Canarias y  la periferia de Madrid (Guadalajara y Toledo). En la primera fase de la crisis  las ciudades más afectadas por el citado modelo de crecimiento sufrieron de lleno el impacto. En cambio, en el caso de las las ciudades con mayor diversificación económica  y con  más presencia del sector público  se registró un impacto atenuado del descenso de la actividad y del empleo (Ricardo Méndez Gutiérrez del Valle, “Crisis económica, vulnerabilidad urbana y desempleo en España”, Ciudad y Territorio, Mº de Fomento, nº 178).

La segunda fase de la recesión, situada entre 2010 y 2012, se caracterizó por la relevancia de las políticas económicas deflacionistas adoptadas por los gobiernos de la Eurozona  para hacer frente a la crisis de la deuda. El sector de la construcción siguió retrocediendo en esta etapa a un ritmo  menos acusado. El protagonismo de la recesión se desplazó en este periodo al sector público, que deprimió  su demanda, con lo que los principales centros administrativos experimentaron los mayores aumentos del paro registrado.

Los mayores ajustes a la baja del gasto público se dejaron sentir en  las autonomías con mayor reducción del gasto, como se advierte en  numerosos ciudades de Castilla-La Mancha. En cambio, las ciudades con mayor peso del turismo mantuvieron un mayor nivel de ocupación, tras superar el retroceso del empleo en la primera parte de la crisis (Ricardo  Méndez, op.cit.).

Dudas sobre la fortaleza de la recuperación. Atención a las estadísticas

En los dos últimos trimestres de 2013 el empuje de la economía mundial llegó, pues,  a España. Como en el resto de la Eurozona, la expansión de las exportaciones y la caída de las importaciones habían contrarrestado entre 2007 y 2013 el impacto negativo que sobre la actividad ejerció la débil demanda interior. Pero el empuje de la actividad en la segunda mitad de  2013, que supuso el final de la recesión,  se derivó del comportamiento más dinámico de la demanda interior (consumo privado e inversión en capital fijo, según la CNTr), puesto que las exportaciones  no aportaron nada al crecimiento en este periodo.

La devaluación interna (descensos salariales acusados,  provocados por los cambios en la normativa laboral) parece haber agotado  pronto sus efectos “beneficiosos” sobre el crecimiento: los menores salarios  frenan el consumo, reducen los ingresos por IVA y aumenta el déficit público (Anselmo Calleja, “¿Es ya la hora del optimismo?”, CincoDias, 7.3.2014).

 Lo anterior explica la  debilidad del proceso de recuperación así como  lo injusto e insuficiente que resulta apoyar en exceso la estrategia económica en  las reformas del mercado de trabajo. Tal  estrategia  puede llegar a complicar la situación de la seguridad social y la financiación de las pensiones.

A principios de 2014  algunos indicadores han registrado débiles aumentos sobre el año precedente. Dicha evolución implica  que tardará bastante tiempo en superarse las consecuencias  del pavoroso ajuste de la actividad y del empleo sufrido en los largos años de recesión. Así, desde 2007 se han perdido unos 2,9 millones de afiliaciones a la Seguridad Social.  A fines de febrero de 2014 había 73.900 afiliados a la Seguridad Social más que  en la  misma fecha de 2013. A ese ritmo anual  se  tardarían casi 40 años en recuperar los empleos perdidos. Resulta necesario, pues, reforzar la recuperación,  extendiendo el ámbito de la política económica.

Un comentario final sobre las estadísticas: los resultados del 4º trimestre , según la CNTr, han sido objeto de amplio debate,en especial en lo relativo al comportamiento del consumo publico, que descendió con intensidad  sobre el trimestre anterior, y las exportaciones, cuyo comportamiento expansivo en la CNTr contrastó con los indicadores mensuales de balanza de pagos publicados por  el Banco de España. 

La CNTr es una estadística de síntesis, con numerosas  "cañerías" y desagües. De ahí  que los anuncios ministeriales relativos a supuestas tasas de crecimiento de la economía suponen una clara presión sobre los servicios del INE encargados de elaborar las cuentas nacionales. De esto se debería tomar buena nota en el gobierno para impedir que crezca la desconfianza hacia las estadísticas mas trascendentes de la economía española.

Una versión mas reducida de este articulo se ha publicado en la revista semanal El Siglo,de 17 de marzo de 2014.


12 marzo 2014

MERCADO DE VIVIENDA. UNA VISIÓN COMPLETA DE 2013 Julio Rodriguez lópez



Con la publicación de la cifra de  transmisiones de viviendas en el 4º trimestre de 2013, se dispone ya del cuadro completo de los  indicadores mas importantes  del mercado de vivienda en  el año 2013. Los aspectos mas destacados de dicho mercado en España en 2013 fueron los siguientes:

- Descenso interanual  de los precios de las viviendas en un 7,8%, según el indice de precios de vivienda del INE. El retroceso acumulado de dicho indice desde el tercer trimestre de 2007 fue del 37,1%. El indicador de precios de  Tinsa alcanzó en enero un descenso acumulado de dichos precios del 40%.La Costa Mediterránea presentó  el mayor retroceso  acumulado de precios desde el inicio de la crisis, el 45,5%, mientras que  Baleares y Canarias   registraron el  menor descenso medio  acumulado, el 33,8%. 

- Disminución dlas ventas de viviendas  en un 17,4% en 2013, que alcanzaron un total de 300.349 viviendas, de las que mas del 80% fueron viviendas usadas. Las ventas a españoles disminuyeron en un 21,5%, mientras que las ventas a  extranjeros crecieron en un 12,6%. Estas ultimas supusieron el 16,3% del total de ventas. Los fondos de inversión animaron el mercado y contribuyeron a que lodescensos de precios fuesen menoacusados, pero ello no impidió que predominase  el perfil negativo de la demanda total de vivienda en 2013.

- Caída de las viviendas iniciadas (visados de obra nueva de los CC. de Aparejadores) en un 23,3%. El total de iniciaciones se elevó a  33.900. Las viviendas terminadas mantuvieron la tendencia al descenso, situándose en 69.500 en 2013.

- La inversión en vivienda retrocedió en un 8% en 2013, según la Contabilidad Nacional Trimestral del INE. La aportación  a la variación del PIB de dicho componente del gasto fue de 0,4 puntos porcentuales, la tercera parte del descenso del PIB en 2013, que fue del 1,2%. 

2013 fue un año mas de la recesión del mercado de vivienda iniciada en 2008. La moderada recuperación de la economía española,   que viene produciéndose desde el 2º semestre de 2013,  podría  frenar la recesión citada en 2014, aunque ello dependerá sobre todo del comportamiento del empleo y   de la financiación crediticia. 


02 marzo 2014

MERCADO DE VIVIENDA, 2013-14. RECESION CON CAMBIOS Julio Rodríguez López

2013 volvió a ser un año de recesión en el mercado de vivienda en España. Dicho resultado fue compatible  con una mayor presencia de compradores extranjeros  dentro del total de las ventas (alrededor del 17%), destacando sobre todo las adquisiciones realizadas por fondos de inversión. La presencia de inversores fue más acusada   en las zonas turísticas con mayor stock de viviendas de nueva construcción no vendidas. En  2013 cerca de  un 40% de las compraventas registradas se realizaron sin emplear un préstamo hipotecario. Una parte sustancial de las ventas realizadas no respondió, pues,  a una recuperación en profundidad de la demanda de vivienda en España.

Las citadas compras de viviendas por  fondos de inversión  han afectado  a la baja al exiguo parque de viviendas sociales de alquiler de España. De unos 100 fondos especulativos operando en España en 2014, unos 22 se dedican en exclusiva al subsector inmobiliario, “sobrevolando el territorio a la búsqueda de gangas (Conchi Lafraya, “España, capital de los fondos buitres”, La Vanguardia, 23.2.2014). Un hecho destacable es que los gobiernos autónomos de Madrid y de Cataluña han vendido a tales  fondos importantes “paquetes” de viviendas sociales de alquiler, viviendas que tardaran poco en perder tal condición de sociales.

  En 2013, según Tinsa, el retroceso agregado de los precios de las viviendas  fue del 9,2% (-11,3% en 2012). La disminución acumulada de dichos precios en la fase de recesión  entre diciembre de 2007 y el mismo mes de 2013  ha sido del 39,4%, según dicha empresa tasadora. Los indicadores de los precios de las viviendas confirman que  una parte sustancial de los descensos acumulados se concentraron  en 2012-13. Fueron los cambios introducidos en la normativa bancaria en 2012 (“decretos Guindos”) los principales factores explicativos de tales descensos, junto a la persistencia de la restricción crediticia y al empeoramiento de la situación de los hogares que  desean acceder a una vivienda. 2013 fue el primer año en el que presentó un retroceso la serie de hogares,  estimada en España por el INE, dentro de la Encuesta de Población Activa.

El stock de viviendas de nueva construcción no vendidas  creció entre 2004 y 2009 y descendió en los cinco años posteriores. Las mayores aportaciones al stock no vendido tuvieron lugar entre 2007 y 2009, año este en el que el stock en cuestión alcanzó las 650.000 viviendas.  Según Fomento, a fines de 2012 todavía quedaban en España 593.453 viviendas de nueva construcción sin vender. Tres autonomías, Comunidad Valenciana,  Andalucía  y Cataluña, concentraban el 50% de dicho  total de viviendas no vendidas.

 Las provincias con un número mayor eran Barcelona (47.466 viviendas), Alicante (47.022) y Madrid (42.821), seguidas por las del sur del arco mediterráneo y por Toledo, al calor de la proximidad de Madrid. Las tres provincias citadas habían sido sedes de importantes  cajas de ahorros (Catalunya Caixa, CAM y Bankia, respectivamente) que sufrieron quebrantos tan relevantes  que justificaron  la petición de ayuda de España al Eurogrupo de 100.000 millones de euros en junio de 2012, línea de crédito de la que se dispuso al final  de 42.000 millones.

En los últimos años  los bancos centrales han realizado amplios programas de expansión de la base monetaria o de “alivio cuantitativo” para  impulsar  a la economía, aportando  liquidez abundante  a tipos de interés muy reducidos.  Destaca la relevancia de las aportaciones de  la Reserva Federal  para la financiación de los países emergentes. Se considera que el alcance relativo  de las operaciones previstas por el Banco de Japón hace palidecer, por su mayor intensidad,  a las llevadas a cabo por la Reserva Federal de Estados Unidos.

 Dicha circunstancia ha provocado un aumento generalizado de la liquidez a escala mundial y ha  favorecido las compras de activos, en especial  de acciones en bolsa y de vivienda, y ello a escala mundial. En 2013 fue compatible la presencia de unos débiles  ritmos de crecimiento del PIB en la economía mundial con aumentos destacados en los precios de las acciones  cotizadas. De hecho   han aparecido “espumas de burbujas” en algunos mercados de viviendas, como es el caso de Londres, donde las propiedades en la zona central se han convertido en una “moneda de reserva”.

 En 2014, el comportamiento de los fundamentos de la demanda de vivienda (emigración significativa, estabilización o ligero descenso del número de hogares, retroceso de la renta disponible familiar) y la persistente escasez de crédito no facilitarán que en España se recupere  la demanda de vivienda por los nuevos hogares.

Todo indica que el mercado de vivienda “tocará fondo” en 2014, aunque no parece, sin embargo,  que dicho mercado vaya a  suponer  un apoyo significativo al crecimiento de la economía española  previsto para este ejercicio. En este año  se dejará sentir la influencia del descenso de la nueva oferta, con lo que se iniciaran más viviendas allí donde el ajuste a la baja de la nueva construcción haya sido especialmente intenso.

Una versión  de este articulo se ha publicado en la revista El Siglo el 3 de marzo de 2014