Los indicadores de coyuntura económica han
presentado en España un perfil diferente en el segundo trimestre de 2013
respecto de los dos años precedentes. Las previsiones de los organismos
internacionales respecto de los países más avanzados apuntan hacia una
recuperación general de la actividad en la segunda parte de 2013 y también
hacia una tasa de variación positiva en 2014 para dicho conjunto de países. Dicho perfil coyuntural lo va a
seguir asimismo la economía española, donde la actividad económica podría registrar variaciones positivas en la segunda parte del año. Dicho cambio coyuntural no implica que hayan desaparecido de la noche a la mañana
los serios problemas de dicha economía, especialmente el del elevado desempleo.
En 2013 se ha acentuado la
reestructuración de la composición de la demanda de la economía española en favor de la procedente del resto del mundo.
La demanda interna persistió en el perfil negativo. El aumento real de las
exportaciones, que puede superar el 3% en 2013,
junto al notable descenso de las importaciones (-4,2% es la previsión
para 2013), explican que las
exportaciones netas de la economía hayan aportado en 2012-13 unos 2,5 puntos
porcentuales al crecimiento. La
mayor tensión de la demanda exterior puede
aportar algún dinamismo a la economía española.
Entre 2013 y 2014 puede resultar menos
negativo el papel de la demanda interna, sobre todo por parte de la inversión
productiva de las empresas. De este modo el conjunto de la economía española podría
registrar una variación positiva de la actividad en 2014. La recuperación de las exportaciones y la
caída de las importaciones han reducido
de forma sustancial el déficit exterior de la economía española. La balanza por
cuenta corriente va a registrar un saldo positivo en 2013, por
primera vez desde 1997.
El cambio de signo del saldo exterior de la
economía española tiene su origen en el fuerte descenso del déficit comercial,
que en enero-abril de 2013 disminuyó en un 71,1% sobre el mismo periodo del
pasado ejercicio. El saldo del resto de los componentes de la balanza de pagos,
servicios, rentas y transferencias, ha mejorado también en el mismo periodo. Destaca el fuerte
aumento experimentado por las entradas de capital en el periodo en cuestión. El endeudamiento
de la economía española frente al resto del mundo no aumentará, pues, en 2013.
La mejoría del saldo de la balanza comercial ha sido importante en el
caso de las transacciones españolas con el resto de la Unión Europea. Sigue
siendo elevado el déficit frente a China y frente a los países de la OPEP, por las
elevaciones de los precios del petróleo.
La evolución de la actividad y del empleo entre 2008 y 2013 (las caídas del empleo han
sido tres veces superiores en España a las del PIB) implican un aumento aparente de la
productividad del factor trabajo en un 14,2%. Esta mejoría se debe a la fuerte expulsión de
empleos en los sectores que fueron más dinámicos
en la burbuja. Los salarios nominales están
sufriendo variaciones negativas en 2012-2013. El coste unitario del trabajo
(coste salarial por persona ocupada dividido por la productividad del trabajo)
sufrirá una importante disminución en 2013, lo que debe de favorecer la
competitividad de los productos españoles.
El Informe Anual del Banco de Pagos
Internacionales de Basilea de 2013 ha subrayado que el impacto negativo de la
crisis ha sido más acusado en los países
en los que se habían producido mayores desequilibrios sectoriales en la
fase previa a la crisis (“Productividad y empleo después de la Gran Recesión”, Capitulo 2, BPI, 83º Informe
Anual). Tales desequilibrios se miden a partir de los cambios producidos en la
composición del empleo. Así, las variaciones
a la baja en el empleo han sido muy acusadas en las actividades
correspondientes a la construcción,
sistema financiero, seguros y servicios inmobiliarios.
Unos dos
tercios de los retrocesos de la actividad productiva se han concentrado en los
sectores citados, destacando los del sector de la construcción en España e Irlanda. El trabajo del Banco de Pagos de
Basilea atribuye, pues, especial relevancia a los desequilibrios sectoriales
sobre el mayor o menor alcance de la recesión. En los países donde tales
desequilibrios fueron menos acusados, el crecimiento de la economía sufrió
menos que en España e Irlanda. Para recuperar el crecimiento, “empleo y capital
necesitarán desplazarse desde actividades que se sobreexpandieron en la fase de
auge hacia sectores más productivos”.
Si la economía española ha tocado fondo en
2013 y vuelve a dinamizarse la actividad productiva, hasta ahora solo de la
mano de las exportaciones, será más que necesario no repetir los errores del
pasado. El gobierno y el resto de las
administraciones públicas deberán de apostar
de verdad por la necesaria
diversificación de la oferta productiva de dicha economía.
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