10 septiembre 2012

MOTRIL.VIVIR FRENTE A LA CRISIS


MOTRIL.VIVIR FRENTE A LA CRISIS

Julio Rodríguez López     9.Septiembre.2012

  En septiembre han retornado   los problemas aparcados durante agosto. Persiste  en España la degradada situación del mercado de trabajo. Se ignoran las nuevas condiciones  que la Unión Europea exigirá a España para que el BCE adquiera bonos públicos  españoles. Se temen los nuevos ajustes que puede imponer el gobierno español si a fin de año el déficit publico supera el compromiso  asumido por España ante el Eurogrupo.

  En la Costa de Granada se sufren de lleno los problemas económicos generales, como lo confirma  la intensa pérdida de empleos sufrida desde el inicio de la crisis. Solo en Motril hay unos 3.500 empleos menos que a fines de 2007, según los datos de afiliación a la Seguridad Social. Llama la atención  el aparente desinterés de las autoridades locales y provinciales por la evolución económica general. En todo caso,   la situación de las finanzas locales deja un margen reducido de actuación para combatir el creciente desempleo.

 Los  problemas del momento no son los del pasado, aunque algunas pautas de comportamiento tienden a repetirse. En el libro “El siglo de las luces .Agricultura y sociedad motrileña”, de Juan Luis Castellano, editado por “Ingenio, Biblioteca de Motril”,  se describe el proceso de desvío casi forzoso   hacia la  producción de caña de la mayor parte del suelo de la Vega de esta ciudad  desde el siglo XVIII.

 Dicha situación provocó notables dificultades de abastecimiento de los motrileños. Solo se rompió temporalmente el monopolio del cultivo de la caña cuando las necesidades de algodón de las hilaturas de Cataluña elevaron los precios de dicho producto. El algodón paso a producirse en Motril en detrimento del cultivo de la caña. En la segunda década del siglo XIX llego la crisis del algodón y volvió a ser hegemónica  la caña de azúcar  en la vega de esta ciudad.

  Hasta los años setenta del siglo veinte el cultivo de la caña dominó en la Vega de Motril. Numerosos motrileños recordarán los tiempos en que entre Motril y Salobreña funcionaban unas siete fábricas de azúcar de caña. Resultaba evidente, desde los años sesenta del siglo veinte, que  en Motril se podían obtener producciones agrícolas mas rentables que la caña. El que las azucareras fuesen los mayores propietarios de la vega impidió el cambio de cultivo.

 Los bajos precios relativos del azúcar vigentes en el último cuarto del siglo XX redujeron la rentabilidad de las azucareras,  que salieron de Motril de forma paulatina, subsistiendo el cultivo de la caña hasta 2006, aunque con carácter casi residual en los últimos años.  Motril digirió con lentitud la desaparición de la caña de azúcar. Al fin y al cabo los agricultores, con la caña,  se habían acostumbrado a la seguridad tanto de la venta como del precio del producto. Aquella agricultura estaba lejos de los impulsos del mercado.

 Cuando Motril se estaba adaptando a los nuevos cultivos, se produjeron dos hechos que frenaron la transformación en marcha de la Vega.  Por una parte,  en Marruecos ha tenido lugar  un proceso de producción masiva de productos hortícolas  competitivos con los de Motril.   Dichas producciones los obtienen en gran parte agricultores y comerciantes de la costa mediterránea de España (Valencia, Murcia, Almería y Motril) instalados en Marruecos. Esta circunstancia ha reducido brutalmente la rentabilidad de las producciones  hortícolas de la Costa de Granada, y ello por los menores  niveles de precios provocados por la mayor   oferta.

  En segundo lugar, llegó a Motril al final del siglo veinte el proceso de construcción masiva de viviendas de temporada. Ello  produjo  un desvío espectacular de mano de obra asalariada  hacia el ladrillo y frenó el cambio agrícola. Una parte sustancial de la Vega de Motril, sobre todo la más próxima al mar, está en manos de promotores o forman parte de los activos ¨tóxicos” de los bancos, además de tratarse de suelo calificado como de urbanizable residencial. A dicho suelo  vuelven los ojos numerosos agricultores con dificultades de subsistencia, tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en 2007.Tardará tiempo en recuperarse la construcción de viviendas de temporada.

 Del tiempo de la caña Motril mantuvo una fábrica de papel que da  empleo a casi 400 trabajadores. Ello permite  soportar numerosos puestos de trabajo adicionales en los servicios.  A pesar de haberse calificado una amplia superficie como de suelo destinado a hoteles, resulta reducido el número de establecimientos hoteleros importantes existentes en esta ciudad.

En Motril el puerto mercantil de la ciudad ha experimentado una trascendente ampliación en los últimos años, circunstancia que abre amplias posibilidades a esta ciudad. El futuro de la misma, si es que se pretende crear empleos para reducir el paro y no solo  la obtención de pelotazos, aparece estrechamente ligado a la instalación de nuevas empresas si se crean las condiciones urbanísticas para dicho propósito.  El principal obstáculo radica en el gobierno local de esta ciudad, para el que, desde hace demasiado  tiempo,  solo  parece existir el ladrillo como actividad productiva y no  facilita la instalación de empresas.

En el pasado,  la producción casi obligada de caña de azúcar impidió se produjeran artículos mas rentables en la Vega motrileña. La caña creaba al menos un amplio volumen de empleos  directos e indirectos y facilitó que Motril llegase a ser una ciudad importante, la número 20 de Andalucía al final del siglo XX. Con frase de un motrileño, "cuanta hambre quitó esta vega en Motril y en la provincia". 

En 2012  los controladores del destino del suelo  no favorecen la instalación de nuevas actividades productivas en Motril, a la espera de nuevos  pelotazos. Antes había una realidad, la producción de caña. Ahora hay un mito, el turismo, bajo cuyo señuelo se frenan  iniciativas. Del término de las autovías que afectan a Motril no emanarán cambios espectaculares en la realidad económica de esa ciudad. No cabe esperar de  tales infraestructuras que sean “agua de mayo”, ni tampoco puede quedar esta ciudad a la espera de que vuelva a abrirse el tajo de la construcción de nuevas viviendas.

 En el difícil momento presente de la economía española, la burbuja inmobiliaria ha llevado a España a una situación de elevado endeudamiento privado y público, que exige  la ayuda de la Unión Europea para salir adelante.  Es hora que desde los ayuntamientos de la Costa  de Granada, en especial del de Motril, y a tono con las exigencias de los tiempos, se apoye la creación de  una economía más diversificada, junto al aprovechamiento de las ventajas turísticas. Dicha economía debe de estar  más orientada a la exportación y a la venta de mercancías y  ser menos dependiente de las decisiones de los controladores del suelo.