25 julio 2012


OJALÁ PASE AGOSTO

Julio Rodriguez López  26.7.2012

La última semana del mes de julio de 2012 esta siendo testigo de un acentuamiento de los problemas de España. Se advierte el deterioro de su imagen ante la comunidad internacional. Un rescate amplio de la economía española, en línea con lo realizado en Grecia, Portugal e Irlanda, no es una salida de fácil ni inmediata implantación. Además, las demandas de financiación de las comunidades autónomas estan contribuyendo a deteriorar más la situación y la imagen de España. Se echa en falta sobre todo alguna reacción politica, que debería iniciarse desde el gobierno, que explique a los españoles la realidad de la situación y que establezca un plan creíble de superación de los problemas.

El Congreso de los Diputados convalidó en julio el Real Decreto Ley 20/2012, que incluye un amplio conjunto de medidas de ajuste (aumento del IVA, eliminación de una paga a los funcionarios, reducción del alcance de la prestación por desempleo, eliminación de las ayudas directas a la compra de vivienda protegida y al alquiler de los hogares jóvenes). Dichas medidas implican una reducción del déficit en unos 65.000 millones de euros en un plazo de dos años y medio y han provocado unas importantes manifestaciones populares de oposición al contenido de las mismas.

La corrección del déficit público hasta el 3% del PIB se ha aplazado a 2014. El Eurogrupo ha confirmado la concesión de un crédito de hasta 100.000 millones de euros al Frob, organismo controlado por el gobierno español, con el fin de que se lleve a cabo una recapitalización de los bancos españoles que lo necesiten. Los recursos procedentes de dichos préstamos se destinarán, en una cuantía de 25.000 millones de euros, a eliminar de los balances bancarios los activos tóxicos (básicamente ligados al negocio inmobiliario) cuya presencia contribuye a desviar a las entidades de crédito del desarrollo de una actividad crediticia normal.

El Memorándum de Entendimiento impuesto por la Comisión y aceptado por el gobierno español contempla la expulsión controlada de las cajas de ahorros del sistema financiero tras un plazo que no se concreta. Se va a impedir que las cajas puedan controlar a los bancos que se han creado a partir de las fusiones entre dichas entidades.

El cuadro macroeconómico del gobierno ha confirmado la previsión de retroceso del PIB de la economía española en un -1,5% en 2012 y en un -0,5% en 2013. A la vista del ligero descenso previsto para el desempleo en 2013-14 en el cuadro macro citado, es evidente que el gobierno confía en que el paro puede disminuir en ausencia de un crecimiento positivo de la economía española, solo por las virtudes atribuidas a la reforma laboral.

La estimación del Banco de España ha anticipado un retroceso intertrimestral del PIB de España del -0,4% en el segundo trimestre de 2012. Dicha economía habría retrocedido así durante tres trimestres consecutivos. El nivel de actividad se ha situado un 5% por debajo del alcanzado en el primer trimestre de 2008, tras el cual el PIB de España no ha hecho más que retroceder. De haber seguido creciendo a un ritmo normal dicha magnitud estaría ahora un 10% por encima del deprimido nivel presente de actividad..

Los mercados de deuda, a la vista de su comportamiento en julio, han pasado de largo sobre el duro ajuste de los 65.000 millones de euros y sobre la citada línea de crédito para la recapitalización bancaria. Lo que mas afecta a dichos mercados es la impresión de que dicha economía no está en condiciones de crecer lo suficiente para devolver la deuda exterior pendiente. Se estima que esta asciende a unos 400.000 millones de euros, dos tercios de los cuales son deuda privada, que ahora se están desviando sobre todos los españoles.

La situación exige una reacción de los políticos, empezando por el gobierno. Por una parte,  el rescate total aludido no es algo a conseguir de hoy para mañana, y el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) está ya mas bien exhausto. La deprimente salida a escena de las autonomías, pidiendo ayuda al gobierno bajo todas las formas y tonos posibles, revela que sin una acción politica decidida no se posible salir del atasco mas que con un elevado coste que hay que procurar reducir y controlar.

La economía española carece de un potencial exportador como para hacer frente a la deuda exterior citada en un plazo reducido, pero tiene potencialidades como para superar esta difícil situación en tiempo y forma. Se trata de clarificar el alcance del problema, estableciendo las etapas y las actuaciones precisas. Si el ineficaz diseño de la Unión Monetaria que alumbró al euro tiene bastante que ver con la gravedad alcanzada por los problemas, habrá que pedir algo más que una actuación decidida del BCE o las compras por el FEEF para aplacar a los mercados. El momento ha llegado de reaccionar y lo peor que se puede hacer desde el gobierno es quedarse a la espera de milagros que no tendrán lugar.