14 noviembre 2011

Crítica de la nueva ortodoxia

Julio Rodríguez López
De las elecciones generales de 2011 se recordará el debate entre los candidatos de los dos más importantes partidos políticos en la noche del 7 de noviembre. En la primera parte de dicho debate, posiblemente la más áspera, Rajoy y Rubalcaba expusieron las estrategias respectivas de política económica para reducir el desempleo.
El candidato socialista presentó una estrategia activista de recuperación, con ligero aroma keynesiano. Rajoy situó a la reforma del mercado de trabajo como el principal instrumento para lograr la recuperación del empleo y de la actividad. El candidato del PP utilizó argumentos familiares a la opinión pública, divulgados sobre todo por economistas académicos, algunos de ellos ubicados en la Fundación Fedea.
En el debate citado volvió a destacar el uso intenso que el Partido Popular ha realizado de los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del INE. Concretamente,  dicho partido y su candidato a la presidencia del Gobierno han empleado como argumento más demoledor contra el gobierno socialista las cifras de desempleo. Dicha magnitud se ha utilizado de forma intensa por los políticos de la oposición, en cifras absolutas y en proporción de la población activa, junto a su evolución desde 2007.
La encuesta citada del INE, de carácter trimestral, se obtiene a partir de la información obtenida de una muestra de unos 60.000 hogares (hay unos 18 millones de hogares en España). De los datos obtenidos tras dicha investigación se obtienen los resultados de la encuesta empleando los denominados “factores de elevación” procedentes de las previsiones de población del INE. En dichas previsiones de población los padrones municipales desempeñan un importante papel.
Existen otras estadísticas laborales de interés, como los resultados del paro registrado, procedentes de las oficinas de empleo, y los de la afiliación en alta a la Seguridad Social. Dichas estadísticas, publicadas por el Ministerio de Trabajo, ofrecen resultados parciales del mercado de trabajo, mientras que la EPA presenta una descripción completa de dicho mercado. Lo importante es que, una vez pasadas las elecciones del  20-N, se siga disponiendo de los resultados de dicha fuente estadística con la misma normalidad con que han sido publicados hasta ahora, sin dejar de lado a las otras dos fuentes citadas, que también tienen utilidad.
Según los resultados de la EPA, entre el tercer trimestre de 2007, al inicio de la presente crisis económica, y el mismo periodo de 2011, el número de parados pasó en España desde 1,8 millones hasta 5,0 millones. En cuatro años de crisis el número de parados ha crecido en 3,2 millones. La tasa de desempleo ha pasado desde el 8,0% de los activos en el verano de 2007 hasta el 21,5% en el tercer trimestre de 2011.
Del citado aumento del paro, 2,4 millones de parados proceden del descenso del empleo y 0,8 millones se derivan de los aumentos de la población activa.
La caída del empleo es, pues, el principal responsable del paro elevado existente en España tras cuatro años de crisis. La crisis ha puesto de manifiesto las principales debilidades de cada economía. Los países nórdicos europeos y Alemania están resistiendo mejor la crisis, a la vista de la capacidad  de exportar y de mantener la competitividad de sus economías. En los países del sur de Europa integrados en la Eurozona, la crisis ha subrayado las dificultades crónicas para competir de dichos países. Los elevados déficits externos alcanzados revelaron mejor que cualquier otro indicador la fuerte debilidad de la base productiva de Grecia, Portugal y España.
En el caso de España el sector de la construcción ha destruido 1,3 millones de empleos en los cuatro años de crisis. A la vista del papel de las industrias y de los servicios auxiliares, más del 60% del empleo perdido y el 42,3% del aumento del paro se debe al pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Dicho descenso del empleo no tiene su origen, pues, en la normativa laboral vigente en España, sino en la excesiva dependencia de su economía de un sector que, además, ha expulsado a otras actividades productivas con empleos más estables y menos contingentes.
Quienes atribuyen al poco eficiente mercado de trabajo español la culpa del grave problema de desempleo deberían advertir que el retroceso del empleo en la construcción es cosa aparte de las supuestas rigideces de dicho mercado. Lo preocupante de la posición de Rajoy es que concentre la prioridad en la reforma del mercado de trabajo y no en la mejora general de la competitividad. “Lo importante para la reactivación es la producción: ser competitivos y así mejorar la demanda externa (exportaciones) y la interna (haciendo atractivos los bienes producidos en casa por encima de los importados)” (Guillem L. Casanovas, “Economía y economistas”, La Vanguardia, 8.11.2011). 
Publicado en El Siglo