16 diciembre 2011

Nuevo Gobierno, viejos problemas

Julio Rodríguez López
  El nuevo gobierno de España, presidido por Mariano Rajoy,  va a asumir el poder en un difícil contexto económico.  En diciembre de 2011 destaca la aguda crisis del euro, que requiere soluciones inmediatas. La economía española ha sufrido  en la segunda mitad de 2011 un recrudecimiento de los problemas que arrastra desde el verano de 2007. El débil crecimiento del  primersemestre de 2011 se ha frenado y ha vuelto a reducirse el nivel de empleo. La disminución de los afiliados a la seguridad social  complica, además,   la reducción del déficit público y dificulta la financiación general de la economía española.
La crisis de supervivencia del  euro precisa de una respuesta amplia. Nadie se salva en el caso de un colapso del euro. Puede imponerse una mayor disciplina presupuestaria general, pero el corto plazo requiere  que el  Banco Central Europeo (BCE) actúe sin límites, bien sea directamente o a través del Fondo Monetario Internacional (The  Economist, “The horsemen approach”,  3 de diciembre de 2011). Dicha salida choca con la seria oposición alemana,  que ya no aspira a fortalecer el fondo de rescate y que, por supuesto, sigue oponiéndose a la creación de los eurobonos y a   presionar al BCE para que actúe con más vigor en los mercados de deuda pública.  
En espera de una respuesta afirmativa alemana, los países más afectados por la crisis dela deuda están procediendo a reducir el gasto público, buscando sobre todo frenar el aumento de la deuda. Esta actuación frenará  el crecimiento, por mucha confianza que genere en los mercados la reducción de los déficits públicos.
 En el caso de la economía española,  los diferentes indicadores apuntan a un significativo descenso de la demanda y de la actividad en el cuarto trimestre de 2011. Esta situación se ha visto confirmada por el negativo comportamiento de los indicadores del mercado de trabajo en noviembre, en los que ha destacado el descenso de la afiliación a la seguridad social. Dicha evolución  revela no solo un retroceso delempleo, sino va a contribuir  a  que dicho organismo puede terminar  con déficit  en el ejercicio de 2011.
La fundación de las cajas de ahorros (Funcas) ha previsto  que, tras un débil aumento real del PIB en 2007 (0,7%), en 2012  tendrá lugar un retrocesodel 0,5% en dicha magnitud, derivado  del fuerte debilitamiento de la demanda, que no podría ser compensado por  las exportaciones. Como consecuencia del freno en el crecimiento,  el empleo descendería en un 2% y el paro se elevaría hasta el 23% de los activos en el próximo año.  Funcas ha previsto que el déficit  de las administraciones públicas en 2011 (-7,5% del PIB)  superará el objetivo del 6% fijado en principio para dicho ejercicio anual.
Una economía estancada, un mercado de trabajo caracterizado por una situación de amplio exceso de oferta y por un más que elevado desempleo, un fuerte endeudamiento privado que no facilita el crecimiento del crédito y una nueva caída del empleo que complica la reducción del déficit,  son los elementos que dominan el perfil de la economía española en el momento de la transición del poder al gobierno del Partido Popular.
La estrategia del próximo gobierno parece que va a  descansar en  la defensa del euro, en el control del déficit, en el acortamiento de la reforma del sistema financiero (está en cuestión la creación o no del “banco malo” como atajo para impulsar el crédito bancario), en la devaluación competitiva de los salarios y en los estímulos al sector de la construcción, cuya caída ha explicado el 60% de la destrucción de empleo en España desde 2007. En una reciente entrevista en  la SER, Javier Arenas señaló que la política de suelo de los populares en el caso de ganar las elecciones en Andalucía descansaría sobre todo en la eliminación de trabas a la construcción, puesto que el fomento del   “turismo residencial” sería la pieza central de la estrategia económica de su partido, junto a una tímida defensa del retorno a la agricultura.
  Merece la pena subrayar los riesgos de la estrategia citada. Por una parte, entre los principales componentes de dicha política económica el único estímulo a la más que debilitada demanda es el fomento del crédito bancario, lo que llevará algún tiempo, a la vista de la pesada digestión de la reforma bancaria y de los problemas de alimentación financiera de las entidades de crédito españolas. El reforzamiento de las ayudas a la construcción residencial  es algo más  propio de una situación de falta de viviendas, cuando sobran entre 700.000 y un millón.  Una buena parte de dicho stock está situado allí donde Javier Arenas pretende eliminar los supuestos obstáculos  legales a un nuevo atracón de ladrillo. La estrategia de crecimiento del nuevo gobierno debería atender a que dicho crecimiento llegase a ser, de una vez por todas, algo más sostenible de lo que fue en los últimos años.

02 diciembre 2011

Proyecto, personas y estatutos. Ante el próximo Congreso Federal del PSOE

Julio Rodríguez López [1]

   Las elecciones generales  del  20 de noviembre  y los resultados de las mismas son ya historia. La victoria del Partido Popular y el ascenso de Mariano Rajoy a la presidencia del gobierno se deben sobre todo al abrupto retroceso del  15% en  los votos obtenidos por el  PSOE respecto de 2008,  4,3 millones de votos menos.  El voto socialista retrocede en España  desde las elecciones autonómicas de Cataluña del otoño de 2010. Nada garantiza que se detenga la tendencia a la baja de dicho voto, como viene sucediendo desde hace tiempo en  las comunidades autónomas de Madrid y Valencia.  Un resultado tan adverso exige cambios  importantes en el PSOE, tanto en el proyecto (que  es lo que se quiere para la sociedad)  como  en los dirigentes (quien  va a defender dicho proyecto).
  Junto a la crisis económica, que se  prolonga desde el verano de 2007,  abundan  las razones que han conducido al resultado electoral de los socialistas españoles en  2011. Es evidente que el retroceso del empleo y el aumento del paro, la perdida de nivel de vida y, sobre todo,  la presencia de unas expectativas pesimistas  de futuro,  no favorecen al partido en el gobierno. La calidad de la gestión de la crisis económica, que se hizo más rigurosa desde mayo de 2010,   y el tratamiento de la cuestión territorial,  aparecen como algunos de los más destacados “puntos débiles” de la actuación del gobierno socialista entre 2004 y 2011.
  Para hacer frente al futuro, para frenar la citada hemorragia de votos, para contribuir al mejor gobierno de España, el PSOE debe de embarcarse en algo más que en un simple cambio de líder. El nuevo liderazgo deberá de acompañarse de un programa  político sustancialmente actualizado.  El proyecto socialdemócrata debe de contar con un  amplio movimiento político detrás  y no quedarse en  un simple referente  vacío de contenido.  Los socialistas deben de establecer canales más fluidos de comunicación con la sociedad. Se debe de prestar atención  no solo al proyecto, sino también al propio partido, del que depende de forma sustancial  la forma bajo la cual se defiende el proyecto ante la sociedad.  
 La realidad de la globalización ha supuesto un aumento general de la competencia a nivel mundial. Una amplia oferta de mano de obra ha llegado a los mercados de trabajo, lo que supone un reto creciente a las condiciones de vida de amplios estratos de población en los países desarrollados. La realidad del cambio medioambiental pone de manifiesto la dificultad de resolver el problema económico mediante el logro de mayores ritmos de crecimiento. Es evidente que  las circunstancias han cambiado, que deben de actualizarse los instrumentos de gobierno. Sin embargo,  los objetivos tradicionales de los socialdemócratas, especialmente la igualdad en la libertad, no han variado, lo que habrá que tenerse en cuenta a la hora de actualizar el proyecto. Un gobierno socialista debe de comprometerse a invertir la fuerte tendencia actual hacia la desigualdad.
   Se ha dicho que el  programa electoral  de 2011 debe de servir de base al nuevo proyecto del  partido  socialista. Es evidente que dicho programa incluye textos aprovechables para  dicha finalidad. Sin embargo, una cosa fue el proyecto dinámico que defendió el candidato socialista, Alfredo Pérez  Rubalcaba,  en las pasadas elecciones,  y  otra cosa es el contenido efectivo del  programa en cuestión.  Este último  puede no ilusionar a futuros votantes socialistas, al   dejar  sin respuesta  a numerosos problemas que ahora se dejan sentir en España. Ejemplos de lo anterior son las soluciones a la cuestión de las ejecuciones hipotecarias  a los hogares en España, la conveniencia de clarificar el papel del Instituto de Crédito Oficial (ICO)  como agencia financiera del gobierno,  ante la creciente concentración bancaria que va a tener lugar,  lo poco funcional que resulta el hecho de que el gobierno de España no tenga nada que decir en materia de planeamiento territorial.
  Sin ir muy lejos,  en la vecina Francia, a título de ejemplo, las decisiones más relevantes en  materia de urbanismo se deciden en  una dirección general del gobierno de París.  Resulta sumamente difícil  en España impulsar el cambio de modelo productivo dejando en manos de los 8.200 ayuntamientos, corregidos por las autonomías,  la decisión sobre el destino del suelo. El proyecto socialista  tiene que tocar dicha cuestión, ausente del programa electoral citado.
Conviene asimismo clarificar las ideas ante la difícil situación del proyecto europeo. Desde el verano de 2011 la situación de la Eurozona se ha complicado de forma sustancial. La especulación de los mercados  contra la deuda pública se ha extendido  a la deuda de Italia y España. El gobierno alemán insiste en que la crisis de la deuda pública  de la Eurozona es una cuestión de escasa voluntad política de los gobiernos para hacer las reformas imprescindibles. Pero  la introducción de programas de ajuste presupuestario, de forma más o menos simultánea en un conjunto significativo de países,  puede conducir  a un serio estancamiento de la economía de la Eurozona.
 Nada que objetar a los posibles candidatos al puesto de secretario general del PSOE que están en la mente de todos. Pero no estaría de más que apareciese algún candidato adicional. Es importante que tales candidatos expliquen qué  proyecto de gobernanza tienen  para España. Por otra parte, desde septiembre de  1979,  a los congresos federales del PSOE acuden militantes del partido resultantes de una elección de segundo nivel. Los militantes socialistas eligen primero en las agrupaciones delegados a los denominados “congresillos” provinciales, de los que salen elegidos los delegados definitivos al congreso. Dicho proceso favorece la presencia de los dirigentes que controlan las estructuras provinciales y regionales del partido, lo que facilita el continuismo general. Esta forma de elección de delegados, que se aprobó en el  Congreso Federal de mayo de 1979, debe de actualizarse, favoreciendo la elección por parte de  todos los militantes  y simpatizantes socialistas. 
[1] Julio Rodriguez López es militante de la Agrupación Socialista de Pozuelo de Alarcón (Madrid) desde 1976.