14 diciembre 2010

Crisis del euro, crisis de contagio

Julio Rodríguez López

En la última semana de noviembre tuvo lugar una nueva crisis del euro, que sucedió a la de mayo de este mismo año. Además de retroceder la cotización del euro, se acentuó la especulación contra la deuda de los países que aparecen como más vulnerables para los mercados. En dicho grupo de países han vuelto a destacar Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia, a los que puede unirse Bélgica.

Dichos ataques especulativos llevaron el diferencial de la deuda española a diez años sobre la deuda alemana del mismo plazo a más de tres puntos porcentuales en algunas jornadas de noviembre. Tras dicha presión, el gobierno de España ha procedido a aprobar un nuevo paquete de medidas de ajuste en el Consejo de Ministros del viernes 5 de diciembre de 2010.

Dicho programa, orientado a la reducción a toda costa del déficit publico estatal, está sembrado de privatizaciones, como es el caso de las Loterías y de Aena, de eliminación de alguna prestación social significativa (el subsidio de 426 euros para los que agotaron el plazo de cobro del de desempleo) y de reducción de los impuestos a un segmento empresarial relevante de Pymes. No se entiende que relación guardan con los mercados de bonos algunas medidas, como el alargamiento de la edad de jubilación obligatoria.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, símbolo del liberalismo económico más radical de la escena política española, comentaba complacida en una emisora de radio de Madrid lo satisfactoria que para ella resultó la llamada del presidente del gobierno de España. En dicha llamada el presidente Zapatero le comunicó la privatización parcial de Aena y el cambio futuro en la gestión del Aeropuerto de Barajas.

El futuro del euro y de la Eurozona como Union Económica y Monetaria resulta cada vez más problemático. Los mercados castigan la deuda soberana de los países miembros que presentan peores fundamentos económicos. Las diferencias de rentabilidad entre las distintas deudas recogen la compensación que los inversores demandan por asumir determinados niveles de riesgo de crédito y de liquidez. Unos deficits públicos elevados, unos desequilibrios externos importantes, un nivel alto de endeudamiento frente al resto del mundo, junto a una débil o negativa tasa de crecimiento son los rasgos que destacan en los países miembros de la eurozona que son objeto de mayor presión por parte de los inversores.

Las crisis de divisas han dado paso en la eurozona a crisis de crédito y de competitividad en los países que mas se endeudaron desde la creación de la moneda unica hasta 2007. En el caso de Grecia, la crisis se concentró en el sector público, mientras que en el de Irlanda la deuda está en los balances de los bancos de dicho país, que financió una pirámide inmobiliaria invendible. La actuación del gobierno irlandés consistente en convertir la deuda de los bancos en deuda pública, añadirá una pesada carga deflacionaria a la economía de dicho país. Se ha retornado en Irlanda, desde la fuerte inmigración de la fase de “boom”, a niveles significativos de emigración en 2010.

El plan de saneamiento de Grecia, de mayo de 2010, ascendió a 115.000 millones de euros, mientras que el recientemente aprobado para Irlanda asciende a 85.000 millones de euros. De esta cantidad, 35.000 millones se destinarán a sanear a los bancos irlandeses. En 2009 el euro se revaluó frente al dólar en un 2,5%, mientras que en los once primeros meses de 2010 dicha moneda se depreció en un 7,5%. A falta de devaluación de las monedas nacionales, las medidas de política económica que acompañan a los planes de salvamento tienen un carácter a todas luces deflacionario. Esto no favorecerá la recuperación de unos niveles de crecimiento adecuados para superar las exigencias derivadas del mayor endeudamiento.

La reciente negativa alemana a ampliar el fondo anticrisis de 750.000 millones de euros creado en mayo, así como a que se puedan efectuar emisiones conjuntas de bonos de la eurozona, ha profundizado la crisis de la Eurozona. Sin avances hacia una política fiscal común, recaerá sobre el Banco Central Europeo la carga de salvar dicha área económica. Dicha entidad deberá efectuar compras importantes de deuda de los países miembros mas afectados por la presión vendedora de los mercados.

“La cuestión principal no es si la Eurozona podrá evitar o no una ola de crisis fiscales y financieras. La gran cuestión radica en si la Eurozona sobrevivirá o no. Esto es mas político que económico” (Martín Wolf, “Why the iris crisis is a huge test for the eurozone”, FT, 1.12.2010). “El euro está ahora en una trayectoria insostenible. La alternativa es retirarse a un rincón, y esperar un milagro, o lograr un gran gesto político, como la creación del bono europeo. Todo indica que dicho gesto no tendrá lugar, por un amplio número de pequeña razones. El sistema carece de esperanzas” (W. Munchau, “A Europe doomed by design flaws”, FT, 6.12.2010).

(El Siglo, 13.12.2010)