21 septiembre 2010

Septiembre, el pueblo queda atrás

Julio Rodríguez López

Las noches agosteñas fueron muy calurosas en el pueblo este verano. El sol fuerte hacía imposible pasear si no se madrugaba. Por las noches apenas bajaba la temperatura en la costa. El levante es el viento predominante, el viento del calor. Quedan ya lejanos aquellos temporales prolongados de viento de poniente de antaño, que incomodaban al refrescar en exceso el agua del mar, pero que despejaban la atmosfera y que hasta permitían se recuperase el color de las cosas.

Sin embargo, no se advierte apenas preocupación por dicha evolución del clima entre la opinión publicada de aquella tierra. Se dice que los ingleses no se sienten mal con el recalentamiento que conlleva el cambio climático, pero en el sur de España las temperaturas resultan ahora elevadas en exceso durante buena parte del año. Se aprecia, por otra parte que, con la crisis, la gente del pueblo está algo mas tranquila que en los años del “boom”. Hay menos motoristas haciendo el caballito en los semáforos, no se ven cochecitos de 4 ruedas para tontear entre el tráfico y ha bajado la densidad de coches-discoteca. Nada de cadenas ni anillos de oro al pecho del personal en los bares ni signos de riqueza rápida (“iba el otro dia por la cuesta de la playa con mi Audi...”). Las playas estuvieron llenas de gente en agosto, pero el consumo en bares y chiringuitos estaba por debajo de los niveles habituales en años precedentes. No deja de sorprender la aparente calma y paz social que se “disfruta “a la vista del elevado desempleo que afecta al pueblo.

Los datos de afiliados en alta a la Seguridad Social han descendido en la ciudad en casi un 20% desde el inicio de la crisis en 2007 (www.seg-social.es). El dato en cuestión no parece crear inquietud entre el personal. Ha sido noticia que en un pueblo de la provincia más de la mitad de la población han marchado a Francia en septiembre de 2010 durante unos 40 días para trabajar alli en la vendimia, ante los sueldos razonables que se pagan y ante la absoluta falta de oportunidades de empleo por estos parajes. En general, resulta cómodo atribuir, lejos de Madrid, al gobierno de España y al presidente Zapatero la responsabilidad por la evolución del mercado de trabajo en los últimos tres años. Parece que los gobiernos local y autonómico del entorno no tuviesen nada que hacer en materia de creación de empleos, como si no hubiesen contribuido de alguna forma a la presente situación.

La impresión inicial es que el gobierno autónomo está más empeñado en demostrar su autoridad que en dinamizar la economía. Al inicio de la autonomía, allá por los años ochenta, se pretendía aproximar el nivel de desarrollo a la media de España. Se hablaba entonces de industrializar la región, de aprovechar más intensamente el enorme potencial agrícola de la misma. El primer presidente de la autonomía hizo hasta un viaje a las comarcas más deprimidas en el otoño de 1982 para conocer sobre el terreno la situación de las mismas. Resultaba entonces urgente, antes de la llegada de las competencias desde Madrid, proceder a realizar planes de inversiones públicas que mejorasen las infraestructuras y que de camino creasen empleos.

Desde el inicio de los años ochenta hasta 2010 el entorno general ha mejorado en todos los niveles. Las capitales de provincia ofrecen un panorama muy mejorado de edificios céntricos rehabilitados y las carreteras no tienen nada que ver con las del pasado. Los jóvenes universitarios celebran hasta competiciones de botellón, sobre todo a partir de la llegada de la primavera. Por las calles se advierte la presencia abundante de población inmigrante, destacando en el sur la relativa mayor presencia de árabes y de rusos. Son frecuentes en el pueblo las historias de separaciones matrimoniales en las que alguna rusa aparece por medio. Pero la crisis que ya dura tres años ha supuesto un importante paso atrás. Lo que eran antes vegas fértiles, destinadas a la producción agrícola, hoy estan llenas de matojos y de todo tipo de hierbas, indicio del abandono de la actividad agrícola. Hay tan poca industria como siempre.

Por el ventanal de una casa situada en la periferia el paisaje deja ver unos terrenos abandonados, en los que se anuncia desde hace cuatro años una futura promoción de nuevas viviendas. La propietaria de la vivienda recuerda que en dicho terreno vio sucederse en el pasado abundantes cosechas de caña de azúcar y disfrutó mas tarde de la visión de generosos huertos de de chirimoyas. Los arboles desaparecieron para construir nuevas viviendas. Se espera llegue la siguiente recuperación del ladrillo. La agricultura desaparece porque no resulta rentable, ni crece el ladrillo porque las viviendas no se venden. Un importante intermediario de productos agrícolas llevó este verano en avión a toda su familia a Marruecos para que conociesen las grandes explotaciones agrícolas que alli ha instalado.

El panorama sería perfecto si en el pueblo de origen hubiese otros empleos y actividades, pero lo que ha quedado tras la crisis es un enorme vacío económico. Sorprende el esfuerzo desplegado por algunas administraciones públicas para que los empresarios del sur inviertan en Marruecos, cuando la tasa de desempleo por estos parajes se aproxima al 30% de los activos. Una nueva presa próxima al pueblo lleva cinco años terminada sin que se sepa a que se va a destinar el agua almacenada y no se ha realizado hasta ahora ningún tipo de canalización para el uso de la importante cantidad de agua remansada. No todo depende de Zapatero.

(El Siglo, 20 de septiembre de 2010)

10 septiembre 2010

Europa, a dos velocidades

Julio Rodríguez López

La Comisión Europea comunicó a mediados de agosto que el crecimiento intertrimestral de la economía de la eurozona fue del 1% en el segundo trimestre de 2010, mientras que el crecimiento interanual ascendió al 1,7% en el mismo trimestre. Los ritmos mayores de crecimiento intertrimestral fueron los de Alemania (2,2%), Holanda y Austria (0,9%), mientras que los más reducidos correspondieron a Grecia (-1,5%), España y Portugal (0,2%).

Se ha puesto de manifiesto que cuando la Eurozona estaba atravesando los momentos más difíciles desde su creación, en mayo y junio de 2010, con motivo de la crisis de la deuda de algunos países integrantes, se estaban produciendo en dicha área económica los mayores ritmos de crecimiento desde su creación. Se ha advertido asimismo la realidad de ”dos velocidades” en la eurozona, correspondiendo el mayor empuje a los países del núcleo inicial de la Comunidad Económica europea, excluida Italia, mientras que el menor dinamismo es el de los países periféricos del sur, a los que se añadiría Irlanda, destacando la peor posición de Grecia.

La devaluación del euro registrada en los momentos peores de la crisis de la deuda ayudó a que toda la Eurozona creciese más en el segundo trimestre de 2010. En dicho trimestre un amplio grupo de países integrantes pusieron en marcha importantes ajustes fiscales, que tendrán una influencia negativa sobre el crecimiento en el tercer trimestre del año.

La Eurozona creció en el segundo trimestre a un ritmo superior al de Estados Unidos (0,6%), influida de forma decisiva por el fuerte empuje de Alemania, que registró la tasa de crecimiento intertrimestral mas elevada desde la reunificación de dicho país. La expansión de las exportaciones alemanas se realizó hacia el resto de la Eurozona, así como al resto del mundo, donde las ventas de maquinaria alemana siguen teniendo buen mercado, en especial entre los países emergentes asiáticos.

La economía española creció a un ritmo intertrimestral del 0,2% en el segundo trimestre de 2010, mientras que la tasa interanual siguió siendo negativa (-0,2%). El consumo de los hogares se mostró más dinámico, aunque alguno de los factores estimulantes dejará de actuar en los trimestres siguientes, como es el caso del adelanto de las compras de automóviles ante la subida del IVA desde el primer día de julio.

Las medidas de ajuste fiscal introducidas por el gobierno en 2010, sobre todo las correspondientes al Real Decreto –Ley 8/2010, tendrán una influencia negativa de casi un punto porcentual del PIB en 2010. Destacan las del recorte de los salarios de funcionarios y de la inversión pública. En algunos puntos de España el anuncio de tales recortes está dejándose sentir en forma de despidos de los empleados en la construcción de algunas obras civiles, lo que no ayudará precisamente a estimular la demanda interna.

El anuncio de que el gobierno podría moderar el recorte en las inversiones públicas provocó nuevos aumentos en el diferencial de la deuda española respecto de la alemana. La agencia Bloomberg comentó que Cataluña, que supone el 20% del PIB de España, no ha podido captar recursos en los mercados de deuda desde marzo de 2010, y que el diferencial que paga por su emisiones ha llegado a triplicar al del gobierno de España en este año.

Las exportaciones han tenido en España un comportamiento positivo en los dos primeros trimestres de 2010. Pero la mayor tensión de la demanda interna empujó de forma destacada a las importaciones. Parece que no hará falta que la economía española crezca mucho para que el déficit exterior se dispare de nuevo. El crecimiento económico español en el futuro dependerá de forma sustancial de la capacidad de competir de su economía, tanto dentro como fuera de España.

La construcción debe de volver a crecer para aportar un “suelo” a la economía española. La licitación pública supone casi un tercio de la construcción no residencial en España. Los ajustes anti-déficit de dicha variable frenarán el crecimiento del componente de obra civil. La construcción residencial no ofrece indicios de recuperación de la oferta, a la vista del 30% de retroceso de los visados de obra nueva en los cinco primeros meses del año.

El que Alemania haya registrado una importante tasa de crecimiento en el segundo trimestre no deja de ser una buena noticia, por su potencial incidencia positiva sobre las estancadas economías de los países periféricos de la Eurozona. En España será imprescindible combinar el rigor con el apoyo a la dinamización de la economía. Será asimismo preciso despejar la pesada duda que se ha instalado en los mercados de deuda acerca de si el gobierno de España podrá hacer frente a los compromisos fiscales asumidos con las 17 autonomías. La debilidad de estas últimas a la hora de endeudarse es más que patente, así como también se está complicando la situación en unos ayuntamientos que en bastantes aspectos parecen haber vivido en otra galaxia.

(El Siglo, 6 de septiembre de 2010)