04 septiembre 2006

Motril debe ir más allá del ladrillo



Julio Rodríguez López

En nueve años de auge inmobiliario se han construido más de cinco millones y medio de viviendas en España, casi el doble que lo que ha crecido el número de hogares. Sólo Andalucía construyó en 2005 más viviendas que el Reino Unido, unas 150.000. Los españoles han sustituido masivamente ahorro bancario por viviendas, adquiridas en una alta proporción como forma de colocación del ahorro.

Se advierte una tendencia en los municipios a estimular la construcción residencial, en detrimento de otro tipo de desarrollos alternativos. Se confunde el aumento del parque de viviendas con el de la población, que crece a un ritmo muy inferior. Son elevados los riesgos de cambio en la coyuntura inmobiliaria, ante la debilidad del tejido productivo que subsistirá al aluvión de la construcción de nuevas viviendas.

En enero de 2005, un cartel colocado a la entrada del puerto motrileño calificaba como de "basurero municipal" a la instalación de una determinada fábrica en el área de expansión del Puerto, en cuyo desarrollo está teniendo un cierto papel la Junta. Dicha fábrica podría haber generado unos cien nuevos puestos de trabajo. Cada empleo industrial viene a crear unos cuatro puestos de trabajo adicionales en el sector de los servicios. En abril de 2006, otro cartel descalificaba el desarrollo empresarial de dicha área con el agresivo rótulo de "quieren poner un polígono industrial", cosa que ¿por lo visto� debe ser una desgracia para los autores de dicho comentario. La trascendencia del contenido de dichos carteles resulta mayor cuando se advierte el amplio eco de los mismos en el discurso político local.

El Puerto de Motril se construyó por el Estado en las dos primeras décadas del siglo XX para favorecer el desarrollo de toda la provincia de Granada y ha sido objeto de una importante ampliación en los últimos años, que puede reforzar su papel en la economía de la provincia y de Andalucía. El área de expansión del Puerto podría contribuir a que en Motril se generasen nuevos empleos estables, que subsistirían cuando amaine el ritmo de construcción de nuevas viviendas.

Según el Censo de Población de 2001, los empleos ligados a la agricultura (unos 4.700) se aproximaban en dicho año a la cuarta parte del empleo total de Motril. La caída de rentabilidad de la horticultura en los últimos años, derivada sobre todo de la fuerte oferta de dichos productos procedente del norte de África, provocará posiblemente la desaparición de numerosas explotaciones y empleos agrícolas en la Costa.

El ritmo de construcción residencial de los últimos años no va a continuar ni tampoco serán un foco de creación de puestos de trabajo permanentes los 'bosques' de viviendas que se están construyendo en las vegas, vieja y nueva, de Motril, como tampoco lo serán los nuevos campos de golf que van a proliferar como reclamos publicitarios de las nuevas viviendas.

En estas condiciones, el Puerto de Motril es el principal activo de futuro de esta ciudad, el mayor foco económico potencial de la misma en cuanto a creación de actividad y de nuevos empleos estables. Dicha circunstancia justifica compatibilizar la actividad de tráfico de mercancías de dicho puerto con cualquier posible uso adicional del mismo derivado de la expansión inmobiliaria residencial que está teniendo lugar en la zona oeste de la antigua vega de Motril.

El tipo de interés de los préstamos para compra de vivienda ha crecido en un punto en un año, pasando desde el 3,20% de julio de 2005 al 4,23% en julio de 2006. Se prevé que el tipo de interés citado se situará en las proximidades del 4,50% en diciembre de 2006. Esta evolución supone un incremento próximo al 13% en la cuota a pagar por un préstamo a 25 años de la misma cuantía, lo que debilitará la demanda de vivienda en los próximos meses.

En tales circunstancias, resulta conveniente redimensionar el tamaño de las promociones. Si se quiere disponer de un puerto deportivo para impulsar la venta de un 'paquete' importante de nuevas viviendas en tiempos menos boyantes que los de los años anteriores no se debe de sacrificar el alcance real y potencial de la dársena motrileña, de la que tanto depende el futuro de Motril. Un posible parque empresarial en el área de expansión del Puerto es una fuente potencial de creación de actividades empresariales y de empleos y no precisamente un basurero.

La fábrica de papel construida en plena vega en los años 60 del pasado siglo aportará más a Motril que las urbanizaciones que están ocupando dicha vega, sobre todo cuando haya terminado la construcción de las mismas. Cualquier rebaja de capacidad o de categoría que se efectúe del Puerto de Motril no supondrá para esta ciudad un camino de progreso, sino de estancamiento o decadencia, además de constituir un derroche de la fuerte inversión realizada en el mismo en los últimos años



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