27 julio 2006

2005 y Motril, uno más de los años bárbaros

Julio Rodriguez López[1]

En 2005 Motril superó los 56.000 habitantes, según el Padrón Municipal. Este dato implica un importante ritmo de aumento de la población, superior al de España y al de la provincia granadina. En 2005 Motril apareció como cabecera de una de las 82 áreas establecidas en el “Atlas Estadístico de las Areas Urbanas de España” editado por el Ministerio de Vivienda. En este ejercicio se profundizó la crisis iniciada en años anteriores en el subsector agrícola, mientras que mantuvo un intenso ritmo la construcción de nuevas viviendas destinadas a residencia secundaria o simplemente a inversión. El puerto de Motril aparece como el factor potencialmente más importante para el futuro desarrollo socioeconómico de esta área urbana. La zona empresarial próxima al puerto podría resultar decisiva conforme se vaya reduciendo el ritmo de construcción residencial de los últimos años.

1. Motril, Area Urbana
En un trabajo publicado en 2005 por el Ministerio de Vivienda Motril aparece como la cabecera del territorio que ocupa el puesto 75 entre las 82 áreas urbanas de España. Estas últimas, con mas de 50.000 habitantes cada una de ellas, concentran el 67% de la población nacional. Entre los rasgos mas destacados del Area de Motril destacan, según el citado estudio, la alta densidad de población existente (488,5 habitantes por kilometro cuadrado), el menor nivel de formación de su población respecto de la media nacional (menos titulados superiores y más personas sin estudios) y la alta proporción de la población de Motril que vive en el lugar de nacimiento (62,5%).
La presencia de población trabajadora es sensiblemente superior a la de España y el porcentaje de “pequeña burguesía” es muy inferior en Motril a la media nacional[2]. En el parque de viviendas destaca la alta proporción de las secundarias o de temporada en Motril (30,5% del total), casi el doble que la de España (16%). Los empleos en la agricultura (el 24,3% del empleo total), y en la construcción (15%), tienen una presencia sustancialmente mas elevada en Motril que en España.

2. Una población que crece a fuerte ritmo
Según el Padrón Municipal de Población de 2005 la población motrileña ascendía a 56.605 habitantes al comienzo de este año, un 2,8% mas que en el año precedente. El ritmo de aumento citado superó al de la provincia de Granada, aunque fue menor que el de las vecinas Almuñecar y Salobreña. En el periodo comprendido entre el Censo de Población de 2001 y 2005 el aumento acumulado de población de Motril ha sido del 10,4%. De mantenerse el ritmo de aumento citado, la población motrileña podría alcanzar los 65.000 habitantes en 2011.
Los mayores aumentos de población en España están teniendo lugar sobre todo en las provincias mediterráneas. En 2005 destacaron los aumentos interanuales de población de las provincias de Almería (5,6%), Tarragona y Alicante (4,6% en ambos casos). Existe una visible correlación entre el aumento poblacional y el ritmo de construcción y venta de viviendas, en especial de temporada. Los campos de golf y los puertos deportivos se han convertido en auténticos señuelos comerciales que facilitan la venta de las nuevas viviendas construidas en su entorno inmediato. La escasez de agua se va a compensar en el Mediterráneo español acudiendo a la desalación masiva del agua marina.

3. Crisis de la agricultura, auge del negocio inmobiliario
En los últimos años se están repitiendo en la Costa de Granada los bajos precios de venta de los productos hortofruticolas. Esta evolución ha reducido de forma espectacular la rentabilidad de las explotaciones agrícolas. Su origen descansa en varios factores, como son la proliferación de invernaderos, la cada vez mayor oferta agrícola que viene del norte de Africa a precios reducidos y el estancamiento de la demanda de consumo de los países de la Unión Europea, cuyas economías han crecido poco en los últimos años.
La difícil situación de la hortofruticultura ha evidenciado las crónicas insuficiencias del sistema de comercialización agrario vigente y el casi nulo papel de las administraciones públicas en el proceso descrito. Se ha comentado antes la trascendencia de la agricultura en el empleo total en el área urbana de Motril. Los puestos de trabajo ligados a dicho subsector se aproximan a los 5.000. De profundizarse aun más la crisis agrícola dichos empleos disminuirán y no podrán absorberse por la construcción residencial de viviendas de temporada.
Las fuertes plusvalías inmobiliarias, obtenidas sobre todo a partir de la recalificación de los terrenos, no favorecen precisamente ni al desarrollo sostenido ni a la creación de nuevos empleos una vez pasada la fase de la construcción. Los grupos empresariales hoteleros más destacados de España han subrayado como la construcción excesiva de viviendas de temporada perjudica al desarrollo turístico. El denominado “turismo residencial” produce muy escasos puestos de trabajo, realidad que en Motril se puede comprobar solo con observar la casi nula animación, fuera de temporada, de las nuevas áreas residenciales. Pero los desarrollos urbanísticos previstos en los sucesivos planes locales de urbanismo no se han diseñado en Motril, ni en casi ninguna ciudad costera, con la vista puesta en el desarrollo económico.

4. El puerto de Motril y el futuro
El futuro parece anticipar una constante reducción de la oferta agrícola y un continuo crecimiento del parque de viviendas secundarias en Motril. Una alta proporción de dichas viviendas servirá como colocación del ahorro familiar y será objeto de una escasa utilización. En el cada vez menor volumen de suelo no previsto como urbanizable residencial se debe de optar por una utilización del mismo que garantice empleos estables y no de los que solo duran el tiempo de la construcción. La superficie de Vega ya destinada a vivienda de temporada es más que suficiente. El urbanismo no debe diseñarse en exclusiva en función de los ingresos fiscales municipales derivados de la construcción de nuevas viviendas. De camino se ayuda con dicha estrategia alternativa a la reducción del déficit comercial de España y a la mejora de su capacidad de competir.
Motril deberá de optar entre el modelo inercial de las ciudades ya colmatadas de residencias secundarias, tan desacreditadas como Torrevieja, a titulo de ejemplo, o entre un modelo que compagine una cuota significativa de suelo agrícola, de hoteles y viviendas secundarias y de suelo destinado a actividades empresariales. En este sentido el polígono próximo al ampliado puerto de Motril, con 780.000 metros cuadrados de extensión, debe de ser un motor de desarrollo sostenido. El futuro de este último depende de la gestión que del mismo va a realizar la autoridad autonómica y también de que desde el gobierno local se potencie y amplie el papel del mismo. Los motrileños del presente y las futuras generaciones necesitan que se reserve suelo para desarrollar actividades productivas y que se valore al mismo como algo escaso y no renovable.
Y de camino, se debe de procurar que Motril sea una ciudad más habitable, más acogedora, mas dotada de actividades culturales y de zonas verdes. El suelo público disponible debe servir para reforzar los equipamientos y no tanto para que sobre el mismo se desarrollen nuevas grandes superficies comerciales. No se trata solo de lograr que se pueda seguir divisando al Cerro de la Virgen desde la playa, se trata también de que el suelo público tenga utilidad para los ciudadanos y que las grandes operaciones ludico-comerciales no tengan que instalarse necesariamente sobre dicho tipo de suelo.

[1] Doctor en CC Económicas. Vocal del Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid
[2] El Atlas Estadístico citado distingue entre “burguesía”, “pequeña burguesía” y “clase trabajadora”.